El parón del tráfico aéreo y de las aerolíneas empieza a pasar factura a la industria. Además de la paralización de las factorías de aviones, el productor de motores Rolls-Royce Holdings ha anunciado un plan de reestructuración que supondrá un recorte de 9.000 empleos al considerar que la actual crisis es más que coyuntural.
Estos recortes en la empresa, que tiene una plantilla global de 52.000 personas, forman parte de una "gran reorganización" del negocio para adaptarse a la caída de la demanda debido a la crisis desencadenada por el coronavirus. La compañía, que fabrica principalmente motores para aviones, precisó que la eliminación de empleos supondrá unos ahorros de 700 millones de libras (798 millones de euros).
Además, Rolls-Royce espera recortar gastos en sus plantas y en otras de sus áreas para fortalecer su situación financiera. "Esta no es una crisis creada por nosotros. Es una crisis que afrontamos y tenemos que lidiar con ella", señaló este miércoles su consejero delegado, Warren East.
Un gigante aeroespacial
Las aerolíneas, clientes de Rolls-Royce, han tenido que adaptarse ante la crisis y "nosotros también tenemos que hacerlo", agregó. "Saber que ya no hay más un trabajo para uno es una perspectiva terrible y es especialmente dura cuando todos nosotros estamos orgullosos de trabajar para Rolls-Royce, pero tenemos que tomar decisiones difíciles para que nuestro negocio supere estos momentos sin precedentes", puntualizó East.
Rolls-Royce Holdings es uno de los principales fabricantes mundiales de motores para aviación, el sector energético y naval con unos ingresos en 2019 de 17.152 millones de euros. La sociedad está separada de Rolls-Royce Motor Cars, el fabricante de automóviles de lujo propiedad de BMW.