La dirección de Renault ha planteado a los comités de empresa de las fábricas de Valladolid y Palencia la necesidad de aplicar un ERTE con un máximo de 39 días de paralización de la actividad para más de 9.000 empleados para hacer frente al problema por la falta de microchips que sufre la industria de automoción. Las dos fábricas se sumarán así a la lista de otras factorías que ya están aplicando un expediente de regulación temporal de empleo para reducir el ritmo de producción.
La compañía ha alegado en al presentación de la medida ante los sindicatos que la aplicación de los mecanismos de flexibilidad interna previstos en el convenio colectivo se están agotando después de sufrir parones en la producción durante meses y sin perspectivas de que mejore a corto plazo.
Inicialmente, según el comunicado de Renault España, la medida se plantea a los empleados de los centros de trabajo de Castilla y León y será de aplicación hasta el 30 de septiembre de 2021. La compañía prevé aplicar un máximo de 39 días de ERTE en la fábrica de Palencia, así como 32 días para la planta de Carrocería y Montaje de Valladolid y Direcciones Centrales y 31 días para la instalación de Motores de Valladolid.
La bolsa de horas, agotada
Las factorías se encontraban afectadas por la falta suministros electrónicos y los trabajadores han tenido varias semanas de descanso con cargo a la bolsa de horas. La plantilla acaba de reincorporarse al trabajo después de un parón prolongado desde Semana Santa con el se han consumido un buen número de horas de la bolsa para ajustar la producción ante la falta de suministro de algunos componentes de sus proveedores que integran los buscados chips.
La empresa ha explicado que ha hecho uso hasta el momento de las distintas medidas de flexibilidad con las que cuenta para afrontar este problema, pero, "dado el agotamiento de las mismas", se ve en la necesidad de buscar una solución de estabilidad para las fábricas iniciando la negociación de un ERTE con la representación sindical.
