La Inspección Técnica de Vehículos (ITV) afronta una nueva reforma promovida por la Unión Europea. Los cambios supondrán un mayor control de los coches y, especialmente, de su cerebro informático y electrónico. Las trampas como la que instaló Volkswagen en sus motores serán más difíciles de esconder aunque para eso los fabricantes tienen que colaborar con las ITV. La reforma deja fuera, de nuevo, a los concesionarios, que han perdido otra batalla frente al lobby de las empresas que gestionan la red de estaciones de ITV.
El efecto del dieselgate
El dieselgate puso al descubierto las grandes debilidades existentes en el sistema de homologación y control de las emisiones de gases de los vehículos. Todo ello ha obligado a reaccionar a las administraciones aunque tarde y con mucha lentitud. Dos años después de que estallara el dieselgate, se han puesto en marcha cambios para modificar las pruebas de homologación para que incluyan test de carretera además de los de laboratorio y para mejorar los obsoletos sistemas de control de las ITV.
Primer paso
El Gobierno califica la reforma de la ITV como "un primer paso hacia la inspección de los sistemas de seguridad electrónicos y la mejora del control de emisiones". Se trata efectivamente de un paso importante después de muchos años en que el control de las emisiones de gases se hacía a ojo en base a la densidad del humo expulsado por el motor. Aunque todavía queda mucho camino y muchas inversiones hasta que se puedan hacer controles exhaustivos, el acceso al cerebro electrónico e informático del coche dificultará la instalación de software fraudulento para enmascarar emisiones durante las pruebas.
El #RD aprobado para regular el sistema de #ITV asegura imparcialidad e independencia de los operadores del sector https://t.co/huxwsMDNWj
— AECA-ITV (@AECA_ITV) October 21, 2017
El poder del diagnóstico
Pero para que ese paso sea posible los fabricantes de coches tienen que facilitar a las ITV los códigos secretos de los sistemas de diagnóstico, algo que es un nuevo elemento de fricción entre las empresas concesionarias de las estaciones de inspección y las marcas y concesionarios de automóviles. Estos últimos lamentan que se hayan quedado fuera de la reforma al no haber escuchado el Gobierno, según Ganvam, sus peticiones de liberalizar las ITV y abrirlas a los concesionarios aprovechando su experiencia "pues ya contaban con los equipos de diagnóstico para conectar con los ordenadores de a bordo de los vehículos, y controlaban el correcto funcionamiento de los sistemas de seguridad electrónicos y de control de emisiones, que ahora con el nuevo Real Decreto se exige a las ITV".
Imparcialidad e independencia
En cambio, la asociación de empresas de ITV AECA defiende como valores del actual sistema la imparcialidad y la independencia en la gestión de las inspecciones gracias al mantenimiento del régimen de incompatibilidades en el que están incluidos los concesionarios. Los vendedores de coches anuncian que no se resignan y que intentarán que las autonomías, que controlan las ITV, les permitan entrar. La pugna promete seguir abierta.