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Ratan Tata con el primer Nano

Ratan Tata con el primer Nano

Ratan Tata, el empresario bondadoso. Por Sergio Piccione

Ratan Tata, fallecido a los 86 años, deja huella en el automóvil, que le recordará por el Nano, el coche de los pobres, y la comrpa de Jaguar Land Rover

Sergio Piccione

17.10.2024 21:05h

4 min

Ha muerto Ratan Tata, el máximo dirigente del conglomerado indio Tata Sons, a la edad de 86 años. Aunque el comunicado de la empresa revela que la muerte se produjo en el hospital Breach Candy, en los alrededores de Bombay (Mumbai), parece ser que se sintió indispuesto mientras desayunaba, como hacía habitualmente siempre que estaba en la ciudad, en el comedor del hotel Taj Mahal Palace, propiedad del grupo. 


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Ratan Tata, ha sido más que un empresario de éxito. Ha sido un hombre que puso a la India en el mapa de los grandes países del mundo, convenciendo con su forma de actuar a sus gobernantes para que obraran en consecuencia. Además, fue un hombre de principios que asumió la responsabilidad social que, en su opinión, debía tener su empresa. 

Parsí, seguidor por tanto de las doctrinas de Zoroastro, que impone repartir una parte de las ganancias propias con los demás, ha destinado una parte considerable de los beneficios del grupo a proyectos filantrópicos. Tata Trusts, por ejemplo, financia iniciativas en áreas como la educación, la salud y el desarrollo rural. El accionariado de Tata, además de por la familia Tata y algunos amigos, está formado por asociaciones benéficas. Esta dedicación a mejorar la sociedad le ganó el respeto no solo de la comunidad empresarial, sino también de millones de ciudadanos.

El magnate indio Ratan Tata

El magnate indio Ratan Tata

Tata Nano, un coche por 2.000 dólares

Incluso uno de sus proyectos más famosos en el área de la automoción, el Tata Nano, estuvo guiado por este sentimiento de mejorar la sociedad india. Esta idea suya me la explicó en una entrevista que me concedió, con ocasión del Salón de Ginebra, al que en aquellos tiempos solía acudir, en el año 2007. Quería desarrollar un pequeño vehículo cerrado, con un pequeño motor de 600 centímetros cúbicos, con una estructura tipo ‘meccano’. Su idea era producir sus componentes para enviarlos desmontados a pequeños talleres regionales que construirían el vehículo por poco dinero dado que su precio de venta no podía superar los 2.000 dólares, y al mismo tiempo darían trabajo localmente.

Ratan Tata intentaba ofrecer una alternativa a la moto, de la que en aquella época se vendían cinco millones de unidades al año y en las que viajaban seis o siete personas entre adultos y niños. En caso de accidente, que no son infrecuentes en India, el número de víctimas era siempre alto. Finalmente, el proyecto del Nano fue víctima de su propio éxito, cuando de presentó en el Salón de Nueva Dheli de 2008, a Tata le surgieron pedidos de todo el mundo. Pero era un coche concebido para la India, y hacerlo apto para las normas de seguridad vigentes en la Unión Europea elevaba el precio a más de 4.000 euros.

Se fabricaron una cierta cantidad de los nuevos Tata Nano, pero al final el mercado empezó a ofrecer competidores más atractivos. Una cosa que pasó desapercibida es que Ratan Tata compró los derechos de un motor de aire comprimido desarrollado por el ingeniero francés Guy Negre. Si hubiera podido ser puesto a punto a tiempo, una oferta de un coche muy barato y que consumiera aire, hubiera sido imbatible.   

Ratan Tata en uno de los coches de Tata en India

Ratan Tata en uno de los coches de Tata en India

Tata compra Jaguar Land Rover

Asumió el liderazgo de Tata Group en 1991, transformando el conglomerado en una potencia global. Entre sus mayores logros se encuentra la adquisición de Jaguar Land Rover en 2008, después de una larga negociación con Lewis Booth, en aquellos momentos vicepresidente de finanzas de Ford Motor Company. Al final, Tata se llevó las dos marcas británicas, que durante muchos años generaron substanciosos beneficios, por menos dinero que le había costado al grupo americano adquirirlas. Una jugada estratégica que posicionó a Tata Motors en la industria automotriz de lujo.

Durante su mandato, Tata Group creció exponencialmente, diversificándose en áreas como la tecnología, la energía, la siderúrgica, con la compra de Corus, y el comercio electrónico.

Pero no todo fue un camino de rosas. Nada más asumir el mando del grupo, tuvo que enfrentarse a huelgas organizadas por un sindicato mafioso. Ratan Tata supo resistir, encabezando cada día el grupo, inicialmente pequeño, de empleados que acudían a sus puestos de trabajo. Finalmente, pese a la amenaza de los matones del mafioso en cuestión, los trabajadores dejaron de tener miedo y vencieron el pulso. 

 

Retiro y retorno a Ratan Tata

Desde el principio, había dicho que se retiraría al cumplir los 70 años. Y así lo hizo a finales de 2012. El Consejo de Administración nombro sucesor Cyrus Mistry, que no pertenecía a la familia. En principio, fue bien acogido por los analistas de mercado, que esperaban aumentos en la rentabilidad, pese a que no era mala. Pero las cosas no le fueron bien y en 2016 el mismo consejo que le había nombrado, le destituyó, llamando de nuevo a Ratan Tata.

Tras su retorno, Ratan Tata reorganizó de nuevo el grupo pero tuvo que hacer frente a la reclamación de Mistry ante la Justicia que, en un primer momento, declaró ilegal su substitución. Finalmente, tras meses de pelea judicial, Tata pudo seguir al frente del grupo como presidente del consejo. 

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