La guerra comercial iniciada por Donald Trump y la desaceleración de los mercados automovilísticos empieza a pasar factura al puerto de Barcelona. El tráfico de vehículos de importación o exportación en los muelles de la capital catalana bajó un 9% en el primer semestre de 2019 y se convirtió en el capítulo con una evolución más negativa de toda la actividad portuaria.
Entre los meses de enero a junio, el puerto de Barcelona registró un tráfico comercial de 416.638 vehículos, lo que supone un descenso de 42.030 unidades en comparación con el mismo periodo temporal de 2018. La caída del 9%fue la más importante en comparación con el descenso del 7% del comercio de sólidos a granel y del 2% de camiones embarcados en las autopistas del mar. En cambio, la cifra de contenedores creció un 5% en el puerto barcelonés, lo que permitió que el volumen total de tráfico mejorara un 2%.
Más exportación de componentes
La presidenta y el director general de Port de Barcelona, Mercedes Conesa y José Alberto Carbonell, atribuyeron el descenso de la importación y exportación de vehículos a los efectos de de varios efectos como la disminución del volumen de producción del sector en España, el retroceso de las ventas en el mercado doméstico y en los principales países europeos, especialmente en Alemania y Turquía. El descenso del tráfico comercial de vehículos del 9% estña en línea con el retroceso de las exportaciones que sufre la industria de automoción española, que fue del 10% en junio.
En la mejora del tráfico de contenedores ayudó un incremento de las exportaciones de componentes para la fabricación de vehículos enviados por fabricantes ubicados en España.
Como consecuencia de la evolución de la actividad, el beneficio de Port de Barcelona bajó un 25% y se quedó en 21,3 millones en la primera mitad del año, aunque sin costes extraordinarios como el dragado general las ganancias habrían subido un 2%.
