La industria de automoción ha sufrido una fractura en su postura frente a la nueva norma Euro 7 de reducción de las emisiones contaminantes de los vehículos. La Asociación Europea de Proveedroes de Automoción (CLEPA), en la que se integra la española Sernauto, ha mostrado su apoyo a la normativa Euro 7, con lo que se desmarca de los fabricantes de vehículos. Sin embargo, CLEPA propone retrasar un año, hasta 2026, su entrada en vigor.
"La industria de suministro europea apoya Euro 7 como una herramienta importante para cumplir con los futuros estándares de calidad del aire en Europa y, al mismo tiempo, asegurar estándares tecnológicos de alta calidad en la UE. La Euro 7 es factible y asequible si se cumplen ciertas salvaguardas", declaró en un comunicado el secretario general de CLEPA, Benjamín Krieger.
Los fabricantes, pesimistas
Con este pronunciamiento, los proveedores de componentes se sitúan al margen de las patronales de fabricantes de vehículos europea (Acea) y de España (Anfac), que han advertido de que las inversiones para cumplir Euro 7 encarecerán los coches de combustión una media de 2.000 euros y pueden provocar la desaparición de algunos modelos y el cierre total o parcial de fábricas.
La norma, propuesta por la Comisión Europea el pasado marzo y pendiente de negociarse con los Estados miembros y el Parlamento, pretende introducir estándares de CO2 y partículas finas más estrictos entre 2025 y 2035, fecha en la que no se podrán vender en la UE coches nuevos que emitan dióxido de carbono. En paralelo, la Euro 7 también introduciría estándares sobre los contaminantes que desprenden los frenos y las ruedas, extremo que se endurecería en futuras revisiones de la normativa una vez que sólo se puedan vender coches que no generen CO2 a partir de 2035.
Un grupo de ocho países (Italia, Francia, Polonia, Bulgaria, República checa, Hungría, Rumanía y Eslovaquia) también se opone a la propuesta de la Comisión, que tampoco agrada a la industria de la automoción pues considera que requiere inversiones y trabas burocráticas para una reglamentación que caducará en 2035.
Nuevos plazos para Euro 7
Sin embargo, los fabricantes de componentes son más optimistas y y CLEPA "acoge con satisfacción esta iniciativa y reconoce que la propuesta (...) da un paso significativo hacia una mayor ambición, ofreciendo potencial para una mayor reducción del impacto ambiental de los vehículos nuevos en la calidad del aire". Esa asociación, no obstante, precisa que "deben abordarse consideraciones específicas sobre el tiempo y la viabilidad técnica y económica para garantizar la implementación efectiva de las nuevas reglas".
"Los factores clave que influyen en la ambición general del nuevo reglamento son los parámetros técnicos específicos para las pruebas de vehículos, que deben garantizar que las pruebas se realicen en condiciones de conducción realistas", señala CLEPA.
Subraya que es "fundamental" aprobar la norma en la vigente legislatura europea. "La mayoría de las discusiones ya están en marcha, pero una adopción oportuna es crucial para brindar previsibilidad a la industria y permitir la introducción temprana de nuevos requisitos, que podrían ser alrededor de mediados de 2026 para los automóviles de pasajeros", dijo Krieger.