La fábrica de Mercedes de Vitoria sigue sacudida por las alteraciones del mercado. El desplome de las ventas de vehículos diésel está afectando negativamente las ventas de las furgonetas que se producen en el País Vasco. Después de un goteo de días de parón en 2018 que sigue en 2019, la factoría está a un paso de tener que aplicar un expediente de regulación de empleo (ERE) temporal.
El último jarro de agua fría ha llegado con el anuncio por parte de la dirección del grupo Daimler de la necesidad de añadir dos jornadas más de inactividad en febrero, con lo que la planta estará cerrada la semana del 28 de febrero al 1 de marzo.
Hasta ahora, la empresa ha ido aplicando los mecanismos que prevé el convenio colectivo para adaptar la producción a la demanda de los mercados en cada momento mediante descansos colectivos y la bolsa de horas de flexibilidad. Pero las nuevas jornadas de inactividad que se han sumado dejan la plantilla a un solo turno de agotar esa bolsa de horas, según ha advertido el sindicato UGT en una nota interna enviada a los trabajadores.
Límite de 144 horas en negativo
El convenio colectivo en vigor en la planta de Vitoria establece que el límite para reducir la jornada de trabajo de los empleados es de 144 horas en negativo, que equivalen a 18 días de parón con jornadas de ocho horas. Estas horas en negativo se tienen que devolver a la compañía en forma de trabajo extraordinario cuando sean necesarias, aunque por ahora no se prevé esa coyuntura en positivo. La bolsa constituye un mecanismo de flexibilidad muy similar en la mayoría de las fábricas de automoción españolas.
En la recta final de 2018, Mercedes gastó un total de 10 días de flexibilidad y suspendió el turno nocturno durante 25 días. De momento, Daimler mantiene la previsión de acabar el año con una producción de 152.000 unidades en Vitoria, aunque ha obligado a rebajar el ritmo de fabricación en el inicio de 2019.
En los últimos meses, las plantas de Ford, Volkswagen y PSA han aplicado algún ERTE para reducir los días de producción, y el resto de plantas han tirado también de los mecanismos de flexibilidad interna.