Las instalaciones del laboratorio de Repsol en Móstoles son impresionantes. En 73 hectáreas se encuentran varios laboratorios en los que se investigan mejoras en los carburantes, lubricantes, asfaltos, plantas de refino... todo lo relacionado con el petróleo, el oro negro del siglo XX y que se resiste a morir en el siglo XXI.
Con motivo de la presentación del nuevo aceite de la marca de motos Kymco desarrollado por Repsol, la petrolera abrió sus puertas a un grupo de periodistas. Ingenieros y químicos aplican las últimas tecnologías en la investigación para conseguir una mayor eficiencia en los motores de combustión interna, algo que puede sorprender en un momento en el que todo gira alrededor de los vehículos eléctricos.
El nuevo lubricante de Kymco y Repsol, que es un 10% más limpio que la generación anterior, es un ejemplo de la paradoja en la que vivimos en la actualidad. Las prisas por conseguir una reducción de emisiones de gases contaminantes han llevado a muchos a centrarse en la búsqueda de un gran salto hacia delante mediante la evolución, casi sin transición, de una movilidad basada en el petróleo a otra en las baterías eléctricas.
Del maximalismo eléctrico al posibilismo
Además de ser una posición maximalista y poco realista, es también poco eficiente puesto que desdeña el potencial que tiene una tecnología moderna como la de los motores de combustión interna. Una mejora del 10% en las partículas que deposita una escúter en el catalizador puede parecer una nimiedad en comparación con el recorte de emisiones que permite una vehículo eléctrico, pero no se puede despreciar, sobre todo si eso se aplica en un gran número del parque motorizado actual. Es cuestión de volumen y de matemáticas.
Como no se cansa de pregonar José Antonio Bueno, experto del automóvil de YGroup Companies, la tecnología del coche eléctrico está poco madura para su implantación de forma masiva en el mercado, por lo que más vale ser más posibilista que maximalista. Sobre todo si se sigue investigando en la mejora de los motores de gasolina y diésel como han hecho Repsol y Kymco.