Pablo Casado se enfundó en un jersey con cuello de pico, se plantó en una granja de vacas y puso el PERTE del vehículo eléctrico y el conjunto de los 70.000 millones de los fondos europeos Next Generation EU en el centro de la campaña electoral. La denuncia preventiva de "adjudicaciones a dedo" de Pedro Sánchez en su propio beneficio y del PSOE certifica el divorcio de Casado y el PP de la CEOE y siembra dudas sobre la adjudicación de unos fondos imprescindibles justo antes de que se lleve a cabo.
Al igual que han hecho con la polémica en torno al chuletón y la ganadería intensiva con el ministro Alberto Garzón como blanco de las críticas, el PP se ha lanzado en tromba contra el Gobierno lanzando acusaciones de perjudicar a los territorios gobernados por el PP. El partido de la oposición quiere evitar, según sus argumentos lanzados en los últimos días, que suceda lo mismo que con el reparto de los fondos de los ERE de Andalucía.
Desencuentro con la CEOE
El ataque de Casado y los suyos ha tenido la respuesta inmediata de Pedro Sánchez y los suyos, que acusan al íder del PP de instalarse en el negacionismo y de torpedear todo, incluso los fondos europeos destinados a ayudas a la recuperación económica y la transformación después del impacto de la pandemia.
Y así estaremos días, semanas o meses en una escalada que seguro que se observa con estupor desde los sectores económicos que aspiran a recibir las ayudas extraordinarias, incluido el de la automoción, así como por Bruselas y por el resto de gobiernos europeos, incluidos los de los países más críticos con la adjudicación de nuevos más fondos a los estados del sur. En este asunto sí es importante tener en cuenta el "qué diran" de España.
La ofensiva de los populares con motivo de los fondos Next Generation EU supone un nuevo desecuentro del PP con la CEOE, una organización con la que tradicionalmente siempre había mantenido una buena relación. Unas semanas antes, el PP se desmarcó de la CEOE al cargar contra la nueva reforma laboral pactada por la mayoría de la organización empresarial y su presidente, Antonio Garamendi.
Griffiths con Casado
El PP tenía una oportunidad de reforzar las peticiones de las patronales y las empresas, así como de los sindicatos, que coinciden en reclamar al Gobierno más celeridad en la puesta en marcha de los programas financiados con fondos europeos, como el PERTE de automoción. Un reciente informe de la CEOE cuantificaba la demora en la transferencia de recursos al indicar que solo se habían adjuidcado y abonado 104 millones, un 2% de lo comprometido, y reclamaba más atención a las pymes para que no se queden fuera.
Con la entrada en campaña electoral del PERTE y del conjunto de los fondos europeos de recupeación, Wayne Griffiths, presidente de Seat y a punto de tomar el relevo en la presidencia de Anfac, haría bien en explicar a Pablo Casado la importancia de dar un empujón al proceso de electrificación de la industria del automóvil española. La lucha de Griffiths hasta ahora había sido contra la burocracia europea y española para conseguir que se acelere la adjudicación de los fondos, pero en adelante también tendrá que batallar para sacar el PERTE de la contienda electoral. En este caso está justificada la expresión de un proyecto de país.