La prohibición de la venta de coches de combustión interna a partir de 2035 ha puesto al sector del automóvil español en alerta, aunque no de forma unánime. Un total de 16 organizaciones empresariales han pedido al Gobierno español que vote en contra de la propuesta de la Comisión Europea, refrendada por el Parlamento Europeo. Las patronales advierten al Gobierno que avalar el veto a gasolina y diésel en 2035 en la votación prevista el 28 de junio sería "votar contra los intereses de España".
Las 16 organizaciones han firmado una carta enviada al Gobierno y que han hecho pública unos días antes de que los países miembros de la UE debatan la propuesta conjuntamente con Bruselas y el Europarlamento. Entre las patronales se encuentran Faconauto y Sernauto pero faltan otras importantes como la de los fabricantes (Anfac) y los vendedores de vehículos (Ganvam). Tampoco firma la carta la asociación de empresas que impulsan la movilidad eléctrica (Aedive).
En cambio, también firman la carta en contra del veto a los coches de combustión en 2035 las asociaciones de transportistas y de petroleras y fabricantes de biocombustibles CETM, Confebus, Uno, Upi, Ewaba, Codigasoil, CEEES, Bio-E, ATliq, Astic, Appa Biocarburantes, AOP, Ancera y Aevecar.
Efectos del veto a la gasolina
Para las organizaciones firmantes del manifiesto, la fecha límite para los carburantes derivados del petróleo en 2035 afectaría "especialmente a la población más vulnerable y las rentas más bajas", al carecer del poder adquisitivo necesario para sustituir sus vehículos por uno eléctrico. El resultado será que se "reducirá el derecho de los consumidores a una movilidad asequible".
Las asociaciones aseguran que apostar únicamente por la electrificación va a generar "zonas de sombra en la España rural y vaciada", haciendo que parte de la población no pueda recargar el vehículo por tener menos acceso a puntos de carga. Asimismo, recuerdan que en zonas más despobladas se necesita mayor autonomía del automóvil para recorrer largas distancias, al igual que el transporte pesado de mercancías, que funciona con combustible líquido.
Las asociaciones firmantes "exigen" que se respete la neutralidad tecnológica y que no se prohíban alternativas energéticas. "Esta prohibición supondrá frenar el desarrollo de los ecocombustibles, combustibles líquidos bajos o neutros en carbono". añaden.
Voto a favor de España
Otra de las consecuencias de adelantar el veto a la gasolina de 2040 a 2035 será, según las patronales, la destrucción de empleo, puesto que "prohibir el motor de combustión pondrá en riesgo un gran número de puestos de trabajo, tanto de la industria del refino y distribución como de los componentes de automoción", avisan.
Pese a la contundencia de los argumentos utilizados, el Gobierno español apoya la propuesta de prohibir la comercialización de coches de combustión en 2015. La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha asegurado que España está preparándose para "prescindir de los motores de combustión" en el horizonte de 2035. En un encuentro informativo organizado este jueves por Nueva Economía Fórum, explicó que para lograr este objetivo para el año 2035 se va a "vivir un crecimiento exponencial de las infraestructuras de recarga". Asimismo, la titular de Transición Ecológica consideró que el sector del automóvil es "mucho más que las firmas señeras de coches", explicando que es un sector "muy amplio" en el que se está llevando a cabo "un cambio muy grande".
Alemania acudirá a la votación con una división en el seno del Gobierno de coalición, ya que mientras que el ministro socialdemocráta de Finazas se ha mostrado en contra del veto en 2035, los Verdes, que controlan la cartera de Medio Ambiente, están a favor, por lo que el voto alemán será a favor de la propuesta de Bruselas y del Parlamento.