El día 25 de julio se cumplen cuatro años del fallecimiento en el Hospital Universitario de Zúrich (Suiza) de Sergio Marchionne (Chieti, Italia, 1952), CEO de Fiat Chrysler Automobiles (FCA), presidente de CNH Industrial, de FCA US, además de presidente y CEO de Ferrari. El financiero italocanadiense salvó a Fiat de la quiebra en 2004 y la convirtió en una poderosa multinacional, con sedes a ambos lados del Atlántico al hacerse con la quebrada Chrysler en 2009. Dos años después era rentable.
El 17 de junio de 2022 habría cumplido 70 años. La periodista italiana Bianca Carretto acaba de desvelar en el Corriere della Sera parte de su última conversación con el directivo, pocos días antes de su muerte, el 26 de junio de 2018, en Roma, en un acto de entrega al Comandante General de los Carabinieri de un Jeep Wrangler. Marchionne estaba ya muy enfermo, pero también muy lúcido.
Confesiones de Marchionne
Según revela la periodista, sabedor de que estaba muy enfermo y le quedaba poco tiempo, le confesó: "Me quema que no he cerrado ninguna alianza con General Motors pero nunca haré un acuerdo con los franceses de PSA, seguiremos solos, estaremos a la altura de nuestros competidores. Tengo el deber de proteger las fábricas, a nuestros empleados, nunca saldremos de Italia y Alfa Romeo volverá a ser grande", afirma que le declaró Marchionne. En octubre de 2019, FCA y PSA anunciaron el proyecto de fusión del que nació Stellantis en enero de 2021
Marchionne añadió otro deseo incumplido, “detrás de mi estará Alfredo (Altavilla)”, una designación de sucesor que el hecho de no haberla confirmado oficialmente hizo que nunca se cumpliese. Incuso antes de su muerte, cuando ya estaba muy grave y como en una tragedia de Plauto, Séneca o Terencio, se produjo una lucha de poder. Altavilla dejó el grupo el 23 de julio, dos días antes de la muerte de su jefe que había dejado de serlo unos días antes por la gravedad de su enfermedad. Actualmente, Altavilla es el presidente de ITA Airways, la nueva compañía de bandera italiana.
Las últimas voluntades de Marchionne nunca se cumplieron. Pero su legado o su fantasma está presente en Stellantis. El nuevo gigante de la automoción se constituyó el 16 de enero de 2021 y las acciones de la compañía resultante dela fusión empezaron a cotizar en las bolsas de París y Milán el 18 de enero y en Wall Street el 19.
Sede en Ámsterdam
La nueva compañía, presidida por John Elkann (FCA) y con Carlos Tavares (PSA) como CEO, decidió instalar su sede social en Ámsterdam (Holanda), donde en 2013, el avispado financiero Sergio Marchionne había ubicado las sedes sociales de las nuevas sociedades FCA (resultado de la integración de Fiat SpA y Chrysler Group) y CNH Industrial, donde se agruparon las divisiones de maquinaria agrícola, construcción, vehículos industriales y sus motores de las marcas New Holland, Case, Fiat Powertrain o Iveco (está ultima segregada este año).
Tras el proceso de spin-off y creación de nuevas empresas, ambas instalaron su sede social en Holanda, por las ventajas fiscales para los accionistas y porque la legislación del país asegura el control de la sociedad a los accionistas mayoritarios, aunque no posean el 51% del capital.
Atractivos fiscales y societarios
Holanda, sin tener la opacidad y el secretismo bancario de los paraísos fiscales tradicionales, permite optimizar impuestos de forma totalmente legal. Su política fiscal es especialmente atractiva para los holdings empresariales por el tratamiento de los dividendos y sobre todo porque es el país con el mayor número de acuerdos para evitar la doble imposición fiscal, lo que evita pagar impuestos dos veces algo muy ventajoso para empresas con actividad y filiales en muchos países. La iniciativa de Marchionne fue aprovechada seis años después por Elkann y Tavares.
La última conversación del financiero con la periodista italiana recoge también una reveladora confesión. En 2014, cesó a Luca Cordero de Montezemolo (Bolonia, 1947) como presidente de Ferrari, cargo que ocupaba desde 1991, y lo sustituyó él mismo. “Cuando liquidé a Montezemolo de Ferrari, estábamos en Cernobbio (Lago di Como), sepa que me dio vergüenza, como un ladrón. Me vi obligado a hacerlo, pero él no se merecía que lo echaran así”. Montezamolo había sido el que recomendó a la familia Agneli que lo fichasen para dirigir Fiat.
