El anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer un arancel del 25% a las importaciones de automóviles sacudió los mercados financieros y generó preocupación en la industria de automoción global. Mientras la mayoría de los fabricantes sufrieron caídas en bolsa, especialmente los de EEUU, Tesla se convirtió en la excepción y vio subir sus acciones.
Las reacciones no se hicieron esperar. Los fabricantes globales advirtieron sobre un inminente aumento en los precios de los vehículos, mientras que concesionarios y analistas prevén pérdidas de empleos en los países que exportan más automóviles a Estados Unidos, entre ellos Japón, Alemania y Corea del Sur. Volkswagen emitió un comunicado alertando que toda la industria, incluyendo las cadenas de suministro, sufriría graves consecuencias.
Lágrimas de cocodrilo de Elon Musk
El impacto inmediato se reflejó en la bolsa. General Motors cayó casi un 7%, Ford un 3% y Stellantis (que incluye a la antigua Chrysler) sufrió una pérdida similar. En Europa, el efecto fue más moderado, pero aun así significativo: Volkswagen, BMW y Mercedes-Benz perdieron en conjunto 5.500 millones de euros en capitalización bursátil, con descensos del 0,5% al 2,7%.
También las compañías automovilísticas asiáticas registraron pérdidas esta mañana. En la bolsa de Tokio, que cedió el 0,6 %, Mazda se dejó el 5,99 %; Subaru el 4,96 %; Mitsubishi Motors el 3,2 %; Hino el 2,79 %; Honda el 2,48 %; Toyota el 2,04 %; y Nissan el 1,67 %.
En contraste, Tesla llegó a subir un 5% aunque se moderó al final de la sesión por debajo del 1%, ya que su estructura de producción, mayormente basada en Estados Unidos, la hace menos vulnerable a los aranceles. Los inversores no se creyeron las lágrimas de cocodrilo de Elon Musk, convertido en un hombre de confianza de Donald Trump. "Es importante señalar que Tesla no ha salido indemne de este asunto. El impacto de los aranceles sobre Tesla sigue siendo significativo", afirmó Musk en su red social X.
Coches más caros
Los aranceles también amenazan con encarecer significativamente los vehículos en Estados Unidos. Se estima que podrían sumar miles de dólares al precio medio de un coche, en un momento en que la industria ya enfrenta dificultades por la transición a los vehículos eléctricos. A largo plazo, las empresas podrán optar por trasladar más producción a territorio estadounidense para evitar los aranceles, pero esto podría tardar años y generar costos adicionales. Fabricantes como Ferrari ya anunciaron aumentos de hasta el 10% en sus precios, mientras que otros, como Volvo y Audi, están considerando trasladar parte de su producción a Estados Unidos.
Estados Unidos es el mayor importador mundial de automóviles, la mayoría de Japón, Corea del Sur y Alemania, además de vehículos de sus vecinos Canadá y México. Casi la mitad de todos los automóviles vendidos en Estados Unidos el año pasado fueron importados.
El portavoz de la Comision Europea, Olof Gill comentó en la rueda de prensa diaria de la institución sobre los aranceles que "la cuestión no es si estuvimos sorprendidos o no. La cuestión es si estamos preparados o no, y aquí la respuesta es, sigue siendo, que sí. Estamos preparados para proteger nuestros intereses económicos y, si es necesario, daremos una respuesta firme, proporcionada, fuerte, bien calibrada y oportuna a cualquier medida injusta y contraproducente de Estados Unidos".
Efectos sobre los fabricantes
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) se mostraba "profundamente" preocupada por la imposición de tasas adicionales al sector por Estados Unidos y advirtió de que perjudicarán simultáneamente a los fabricantes de automóviles globales y a la industria manufacturera estadounidense.
En España, los efectos directos se prevén muy reducidos para las fábricas de vehículos debido a que en 2024 no se exportó ningún coche a EEUU. Sin embargo, Anfac ha mostrado también su rechazo a las medidas proteccionistas. "Las marcas de automóviles son operadores globales. Operamos en todos los continentes respetando las reglas del comercio internacional. Ninguna batalla comercial beneficia al consumidor ni a la industria, de ninguna de las partes afectadas".Para Anfac es fundamental contar con un mercado español y europeo fuerte que tenga cada vez más autonomía estratégica para evitar que el cliente sufra las consecuencias de las batallas arancelarias.
Los proveedores, más expuestos
Para los proveedores, los riesgos son mayores. Sernauto ha alertado del fuerte impacto de la medida sobre la industria europea de fabricación de piezas u componentes. "Como industria global que somos, los proveedores de automoción presentes en España diseñan, fabrican y suministran componentes a más de 170 países, incluidos Estados Unidos y todos los que componen la Unión Europea. En el caso de que se impongan aranceles también a determinados componentes, la medida anunciada repercutirá de forma estructural en la cadena de suministro transatlántica".
Estados Unidos fue el 8º socio comercial del sector de proveedores de automoción, con una cifra de facturación de 1.021 millones de euros. En el contexto global, suponen el 4% de la cifra total de las exportaciones. Aunque dicho porcentaje no es alto, es un mercado estratégico, con alto valor añadido y dependencias indirectas clave.
La Unión Europea es el principal destino de las ventas españolas de la industria de proveedores, con un volumen de 16.655 millones de euros, representando más del 65% del total. Los principales socios comerciales dentro la Unión Europea fueron Alemania (3.950 millones de euros) y Francia (3.840 millones de euros). "En un sector como este, caracterizado por su nivel de globalización, con cadenas de suministro interrelacionadas, cualquier tipo de restricción a los intercambios comerciales tiene un claro impacto", indicó Sernauto.
Además, la industria española de componentes tiene una fuerte implantación productiva en países como México, por lo que los aranceles les afectaría, directa e indirectamente.