Luca de Meo, el nuevo consejero delegado de Renault, quiere pasar a la historia de la compañía como el gran impulsor de la transformación de la marca en el fabricante europeo que popularizó la electrificación en el siglo XXI, como en el XX impulsó la movilidad en los principales países del Viejo Continente.
La estrategia tiene diferentes pilares: un gran foco industrial especializado que se ubicará en el norte de Francia, acuerdos con socios estratégicos especializados para reducir los costes de las baterías y los motores y así aumentar la penetración de este tipo de vehículos. Y, como objetivo final, mejorar la rentabilidad tanto para los usuarios (reduciendo costes) como para la empresa rentabilizando las baterías al final de su vida útil. Un ambicioso proyecto que tiene como horizonte el año 2030 para alcanzar objetivos medibles.
Luca de Meo destacó, en la presentación de la estrategia, que “se trata de realizar una aceleración histórica en la estrategia de electrificación de Renault, vamos a formar, invertir y asociaciones con los principales actores emergentes, en cada una de las tareas en las que son expertos”. El presidente de Renault anunció el lanzamiento de 10 nuevos modelos eléctricos y la fabricación de un millón de ellos hasta 2030, “desde competitivos urbanos a deportivos de gama alta”.
El protagonista será un nombre que fue clave en el crecimiento de la marca en el siglo XX, el R5, ahora con propulsión eléctrica y cuyo coste de fabricación deberá ser un 33% inferior al actual Zoe eléctrico. Además Renault prevé lanzar un modelo atemporal que ha denominado 4ever. En el segmento C el próximo lanzamiento eléctrico es el Megane E-Tech en 2022 con una autonomía de 450 km y en 2024 llegarán otros modelos de altas prestaciones, incluidos los de la marca Alpine.
Reparto de papeles
Renault, que fue pionero en la electrificación de la movilidad en la que empezó hace 10 años gracias a un acuerdo con el estado de Israel, quiere rentabilizar esa experiencia y dar un paso más. La meta es que el 65% de sus ventas sean de modelos eléctricos o electrificados en cuatro años y el 90% en 2030. Aunque las españolas tendrán un papel destacado por su especialización en vehículos híbridos, Renault considera a Francia el corazón de su electrificación. Para ello va a crear en el norte del país un gran foco industrial agrupando las tres plantas de Douai, Maubeuge y Ruitz (esta última especializada en cajas de cambio automáticas), en estrecha relación con una gran factoría mecánica en Normandía y con varios socios especializados. La ubicación en Francia se explica porque es el corazón de la demanda, dos tercios de ellas se centra en el entorno del país, Alemania, Italia, España, Gran Bretaña, la propia Francia y Benelux.
Todo ellos combinado con un incremento de la rentabilidad. Renault trabaja en una aplicación que permita reenviar la energía acumulada a la red eléctrica (lo que se denomina V2G) y que permitirá a los propietarios recuperar unos 400 euros al año a lo que se suman unos 500 euros por el reciclaje de las baterías al final de su vida útil.
Renault estima que esta transición hacia la electrificación permitirá crear 700 nuevos empleos hasta 2024 y en la producción de baterías, 4.500 nuevos empleos en Francia hasta 2030.
Todo ellos si se refuerza la red de recarga, actualmente insuficiente, por eso Renault apuesta por una red europea de supercargadores que garantice que esos vehículos se van a poder mover.