Luca de Meo se despidió de Barcelona con una lluvia de elogios en el homenaje que le tributó el empresariado catalán. En ese homenaje, celebrado en el Círculo Ecuestre de Barcelona el día 5 de marzo, no estaban ni la ministra ni la consejera de Industria ni el presidente de la Generalitat. En ese momento ya llamaron la atención esas ausencias, pero ahora son quizá todavía más evidentes puesto que el expresidente de Seat y consejero delegado de Renault a partir de julio se ha convertido en la última esperanza para salvar la fábrica de Nissan de Barcelona.
La petición de socorro ya ha llegado a Luca de Meo y a su entorno y ha sido expresada en público por los sindicatos de la fábrica de Barcelona en peligro de cierre dentro de los planes de reestructuración que tiene previsto anunciar Nissan el día 28 de mayo. Los sindicatos pidieron al ministerio y a la Generalitat que aprovechasen la vinculación y el conocimiento de Barcelona y de su tejido industrial de Luca de Meo tras su periodo al frente de Seat y en el que dio el paso para entrar en numerosas instituciones empresariales como el Círculo de Economía.
Pero la petición de ayuda sitúa a Luca de Meo en una posición delicada frente a la comunidad empresarial y social de Barcelona a la que tanto elogió en su etapa como barcelonés de adopción como se definió él mismo. Tal como dijo el directivo en el acto de homenaje, tiene prohibido tajantemente intervenir en la gestión de Renault hasta julio, cuando vencerá la cuarentena establecida en la cláusula de no competencia acordada entre De Meo y Herbert Diess, el presidente del grupo Volkswagen.
De Meo, entre la espada y la pared
Por tanto, cualquier intervención del directivo italiano para interceder por la fábrica de la alianza Renault Nissan Mitsubishi de Barcelona se podría considerar como una vulneración de la cláusula firmada después de una negociación que tuvo sus más y sus menos por el profundo conocimiento del grupo Volkswagen que tenía De Meo cuando fichó por Renault.
Pero si De Meo asiste impasible al cierre de la planta de Nissan de Barcelona, "se deteriorará la buena imagen con la que se fue de la ciudad", según advierten fuentes próximas al directivo. Por eso el SOS lanzado a De Meo es visto por esas fuentes como "un verdadero marrón" ante el escaso margen de actuación que tendrá el directivo en el 'nuevo orden' interno en la alianza.
Todo apunta a que cuando Luca de Meo asuma las riendas de Renault se encontrará con el plan de reestructuración de Nissan ya encarrilado y entrelazado con el de la marca francesa, cuya producción en Europa se vinculará todavía más con la de Nissan ante el repliegue industrial en el viejo continente de la firma japonesa. A las plantas de Renault, que afrontan una coyuntura complicada especialmente en Francia, les irá muy bien asumir más producción de modelos de Nissan.
La petición de auxilio a Luca de Meo muestra también las dificultades de interlocución de sindicatos y administraciones en esta crisis a diferencia de otras situaciones que fueron también equiparables al 'match point' del tenis. En esta ocasión, el hombre fuerte de la alianza Renault Nissan Mitsubishi en España, el vicepresidente de producción José Vicente de los Mozos, no está interviniendo en las negociaciones ni en los contactos con sindicatos y administraciones, según explican fuentes de su entorno.
El cerebro de los recortes de Nissan
La última intervención directa de De los Mozos fue en mayo de 2019, cuando pilotó un acuerdo con el comité sobre 600 prejubilaciones y bajas incentivadas. Desde entonces, el directivo español se ha ido retirando del teatro de operaciones de Nissan por la centralización de competencias en Japón.
En la actual crisis, las riendas de futuro de la fábrica de Nissan de Barcelona se manejan desde el cuartel general de Nissan en Yokohama, donde resulta muy difícil penetrar en su complicado staff directivo. De hecho, la ministra de Industria y la consejera lograron reunirse en sus visitas de hace unos meses con el vicepresidente de Asuntos Gubernamentales, Osamu Goto. Tras ese cargo se encuentra un directivo en el quinto nivel de escalafón, en el que hay numerosos vicepresidentes con menos galones que sus superiores vicepresidentes corporativos y los vicepresidentes ejecutivos.
En esa maraña que dirige Makoto Uchida, el consejero delegado que llegó al poder procedente de la filial de Nissan en China y para relevar a su antecesor destituido, se encuentra el verdadero artífice del plan de reestructuración. Se trata de Ashwani Gupta, el máximo responsable de operaciones del fabricante japonés y viejo conocido de la plantilla de Nissan de Barcelona.
Bajo su mandato como responsable de la división de vehículos comerciales de Renault se llevó a cabo la deslocalización de la producción de la furgoneta superventas Nissan Primastar y de sus versiones Renault Trafic y Opel Vivaro desde Barcelona a Francia. Ashwani Gupta, un fichaje de Carlos Ghosn, está aplicando ahora en Nissan y en la alianza la estrategia del líder y los seguidores que puso en marcha en la producción y desarrollo de furgonetas. Se trata de un reparto de responsabilidades que da las competencias a la marca dominante en un mercado o un territorio para que las otras la sigan y busquen sinergias.