Luca de Meo era un hombre muy solicitado el pasado jueves en Barcelona. El expresidente de Seat y nuevo consejero delegado de Renault fue agasajado y homenajeado por los empresarios catalanes, que competían por intercambiar unas palabras con el directivo del momento. Uno de los que que también pidió tanda para hablar con Luca de Meo fue Genís Alonso, consejero director general de Nissan Motor Ibérica.
Al acabar la comida de homenaje y cuando el anfitrión, Enrique Lacalle, liberó al homenajeado, Luca de Meo mantuvo una conversación de varios minutos con Genís Alonso, máximo directivo en España al frente de la fábrica de Nissan de Barcelona, que llamó la atención de algunos asistentes al acto que presenciaron el encuentro.
Los dos directivos conversaron con semblante serio a pesar de que el homenaje transcurrió en un ambiente de despedida entre amigos que saben que se separarán con la esperanza de volverse a ver.
De Meo, aliado de Nissan Barcelona
Con esa conversación a la vista de todos, la patata caliente del futuro en peligro de la fábrica de Nissan de Barcelona irrumpió en la celebración. Luca de Meo conocía con anterioridad a Genís Alonso como directivo de una marca competidora con la que compartían las juntas de la Asociación de Fabricantes de Automóviles (Anfac), pero ahora son aliados y socios. De hecho, con el nuevo reparto de papeles en la alianza de Renault, Nissan y Mitsubishi, De Meo es el jefe de Genís Alonso en el terreno industrial al haber asumido la marca francesa esas competencias en Europa.
El nuevo CEO de Renault reconoció que aceptó el cargo con pleno conocimiento de los retos que tiene por delante, que son los que le motivan. Cuando aseguró que tendrá "mucho trabajo" al llegar a Renault, probablemente incluye en ese trabajo la intervención en la solución para la planta de Nissan de Barcelona. Si yo fuera Genís Alonso buscaría un aliado para la factoría de Barcelona en las agitadas aguas de Nissan y la alianza apelando a la declaración de fidelidad a la ciudad que hizo el expresidente de Seat después de pasar en ella sus mejores años. El problema puede ser que cuando Luca de Meo tome posesión en julio, puede ser demasiado tarde.