Se suele decir que rectificar es de sabios, aunque a veces tiene un elevado precio. El cambio de rumbo que quiere dar la Ley Europea de Chips para recuperar producción de este preciado componente en el viejo continente requerirá 45.000 millones en inversiones públicas y privadas, según el plan que ha puesto en marcha la Comisión Europea.
La crisis desatada después de la pandemia con la escasez de microchips en la industria mundial ha puesto en evidencia las debilidades de las deslocalizaciones de la producción de estas piezas a países asiáticos con menos costes y más especializados. Con las fábricas de coches al ralentí y otros sectores sufriendo también las restricciones, Bruselas plantea una auténtica proeza en tiempo récord: multiplicar por cuatro la actual producción de semiconductrores en Europa para pasar de un 10% del volumen global al 20% en 2030.
Presupuesto para chips
De los 45.000 millones que prevé invertir Bruselas, 30.000 millones serán inversiones públicas ya previstas por los países miembros y financiadas con el presupuesto comunitario, el fondo de recuperación Next Generation o sus presupuestos nacionales. Los restantes 15.000 millones serán una combinación de inversiones públicas y privadas destinadas a investigar y a trasladar esta innovación al terreno industrial, por ejemplo invirtiendo en líneas piloto para fabricar prototipos.
De momento, el plan europeo iguala el impulsado en EEUU con el mismo fin de aumentar la producción nacional de chips, dotado con 52.000 millones de dólares, pero queda muy lejos de las superpotencias del sector, con 170.000 millones de dólares presupuestados por China para semiconductores entre 2014 y 2024 o los 430.000 millones de Corea del Sur.
El fabricante estadounidense de semiconductores Intel o el taiwanés TSMC ya han mostrado interés por instalarse en Europa. Para evitar una subasta entre países. la Comisión Europea ha optado por especificar un marco común de las ayudas y las condiciones que deberán cumplir las futuras fábricas de chips de la UE.
Requisitos de las ayudas
Las ayudas solo serán autorizadas si se trata de fábricas pioneras en su género, de modo que no puedan restar apoyo a otras del mismo tipo, si las ayudas son "específicas y proporcionadas", y si el proyecto beneficia al conjunto de Europa. Las fábricas tendrán además que seguir un modelo "abierto", de modo que cualquier diseñador europeo pueda producir en ellas sus chips.
"Estas instalaciones no existirían en Europa si no hacemos algo y es importante para la seguridad de suministro a largo plazo y la competitividad. Esto significa que podría estar justificado cubrir hasta un 100 % del déficit de financiación demostrado", explicó la vicepresidenta comunitaria y responsable de Competencia, Margrethe Vestager. "No puedes ir de un lado para otro para inflar el subsidio. No podemos autorizar ningún subsidio cuando uno es más alto que el otro. Debemos estar muy atentos a que un Gobierno no intenta atraer inversión a su territorio inflando la ayuda estatal prometida", dijo.
"Europa necesita instalaciones de producción avanzadas, que vienen con un enorme coste inicial. Por lo tanto vamos a adaptar nuestras reglas de Estado, por supuesto bajo estrictas condiciones. Esto permitirá por primera vez apoyo público para instalaciones europeas primeras en su género", anunció la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.