Esta semana ha destacado por la abundancia de noticias de anuncios de inversiones para producir y lanzar nuevos vehículos eléctricos en España. Las plantas de la industria de automoción se van sumando a la nueva movilidad electrificada con la asignación de modelos nuevos como el Peugeot e2008 que se fabricará en la factoría de PSA de Vigo.
Des un secreto a voces que las fábricas españolas se juegan su futuro ahora en un terreno de juego difícil porque quien decide las inversiones se encuentra en despachos situados a miles de kilómetros. Por eso las inversiones anunciadas para producir vehículos eléctricos e híbridos tienen más calado de lo que parece.
Deberes para el Gobierno
Pero su importancia no queda ahí, va más allá teniendo en cuenta el handicap que supone tener un mercado de coches eléctricos muy por debajo del que poseen otros países con un peso industrial elevado. El presidente de Anfac, José Vicente de los Mozos, ya advirtió en el diálogo organizado por Coche Global en el marco del Salón Automobile Barcelona que no tiene mucho sentido producir coches eléctricos en estos momentos en España si no crece el mercado.
Las decisiones empresariales dejan la pelota del desarrollo de la electromovilidad en el tejado de la Moncloa, que tiene que coger el toro por los cuernos de una vez y poner en marcha un plan consensuado para impulsar la transición ordenada del mercado y de la industria desde la economía de petróleo a la movilidad sin emisiones del futuro. Ya no valen excusas, sino únicamente seguir el camino marcado por las políticas exitosas de países como Noruega, Alemania y Francia para desarrollar el mercado de vehículos propulsados por baterías, así como ayudar a las fábricas de automóviles y de proveedores a llevar a cabo una transformación sostenible.