El Gobierno intenta hacer equilibrios entre el sector ecologista más ortodoxo y la industria de automoción. El último documento que ha propuesto el Ministerio de Industria a las organizaciones empresariales y sindicales del automóvil recoge algunas peticiones que habían hecho como condición para firmar un acuerdo estratégico del sector a contrarreloj en vísperas de las elecciones. El nuevo plan, que supondría una inversión de 2.634 millones de euros si se implementa, insinúa la puesta en marcha de un Renove, aunque no concreta si los vehículos diésel y de gasolina podrían recibir ayudas públicas.
El Plan Estratégico de Apoyo Integral al Sector de Automoción 2018-2015 incluye una referencia a "nuevos planes de achatarramiento" junto a las medidas de estímulo de la demanda de vehículos de cero y bajas emisiones. Pero el texto no concreta más y no hace ninguna referencia al diésel y a la gasolina para dar tranquilidad a los consumidores. La "neutralidad tecnológica" que reclamaba el sector para no demonizar a los vehículos diésel y de gasolina de última generación no aparece como tal en el documento presentado por la ministra de Industria, Reyes Maroto.
Medidas inmediatas
De momento, los únicos planes que se pondrán en marcha con el Moves y Movea destinados a impulsar la compra de coches eléctricos, de hidrógeno e híbridos y a desarrollar las infraestructuras de recarga. La ministra ha reconocido que el desarrollo completo del plan necesita unos Presupuestos nuevos y no los prorrogados de 2018.
Por tanto, el plan tiene el valor de marcar las prioridades del sector de cara a futuros gobiernos. De hecho, el Gobierno de Pedro Sánchez ha modificado el plan anterior del Ejecutivo del PP, aunque no ha podido desplegarlo por la imposibilidad de que las Cortes refrenden el proyecto de Ley de Cambio Climático del que depende el plan y otros instrumentos.
Otra de las novedades del plan presentado por la minsitra es el capítulo dedicado al fomento de la FP dual y de la vinculación de la empresa con la universidad.
