El aluvión de marcas chinas a la conquista de los mercados mundiales con sus vehículos eléctricos con la última tecnología está provocando un seísmo en la industria de automoción. En las últimas semanas, las noticias e incinuaciones sobre nuevas fusiones y alianzas proliferan. Los máximos directivos de General Motors y Ford también se han mostrado abiertos a alianzas y colaboraciones para responder a la competecia de China.
"Si hay formas de asociarnos con otros, especialmente en tecnologías que no están orientadas al consumidor, y ser más eficientes con I+D y con capital, todos participaremos", aseguró la consejera delegada de GM, Mary Barra, a los inversores en una jornada convocada por Wolfe Research.
El precio de las baterías, clave
Su homólogo de Ford, Jim Farley, abrió la puerta a la colaboración con otros fabricantes de automóviles para reducir los costes de las baterías. "Si no se puede competir justamente con los chinos en todo el mundo, entonces entre el 20% y el 30% de sus ingresos estarán en riesgo" durante los próximos años, indicó Farley. En el caso de Ford, eso significaría unos 5.000 millones de dólares.
"Podemos empezar a tener una situación competitiva en materia de baterías. Podemos pasar a celdas cilíndricas comunes que podrían agregar mucha influencia a nuestra capacidad de compra", añadió Farley. "Tal vez deberíamos hacer (esto) con otro fabricante de automóviles", aunció.
Ford está impulsando un plan para desarrollar un coche eléctrico asequible con el que competir en el nuevo mercado, aunque advirtió de que "hay que ganar dinero en los primeros 12 meses". En caso contrario, ese coche no se lanzará. "El año pasado, el 25% de todos los vehículos vendidos en México provinieron de China", dijo Farley. "El mundo esta cambiando."