El elevado grado de globalización alcanzado en la industria de automoción en las últimas décadas se está volviendo en contra del sector como un contundente bumerán. Una buena parte de los factores que permitieron mejorar la eficiencia, la productividad y los costes han quedado al descubierto con un largo y persistente reguero de amenazas. Tras el primer shock propinado por la pandemia de covid, subieron los precios de materias primas claves, se encareció la logística llegó el racionamiento de los microchips, la escasez de mazos de cableado procedentes de Ucrania y ahora nos amenaza el gas neón, que ya provoca paradas de producción en fábricas de vehículos.
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Los trabajadores de Seat se fueron de vacaciones con algo de optimismo y esperanza ante la previsión de aumentar la producción gracias a una mejora en el suministro de semiconductores. Pero a la vuelta del descanso veraniego han topado con la nueva amenaza de la escasez de ese gas inerte llamado neón. El nuevo escenario de escasez de algunos componentes que explicó la dirección de Seat a los sindicatos está provocado por "la falta de materias primas como el gas neón, necesario para fabricar semiconductores y que se produce principalmente en Ucrania", según explicaron UGT y CCOO a la plantilla.
Ucrania, una potencia en neón
Hasta ahora, las reservas de ese gas habían evitado efectos negativos importantes sobre las cadenas de producción que lo utilizan, pero la situación está evolucionando a peor. Los dos principales productores de gas neón de Ucrania, las empresas Ingas y Cryoin, no logran remontar la producción debido la guerra desencadenada con la invasión de Rusia y las reservas comienzan a escasear. El problema es grave puesto que Ucrania es la principal potencia mundial en neón, con más del 45% de la producción internacional de este gas.
Algunos fabricantes de chips ya han advertido de que empiezan a tener problemas en el proceso de producción, en el que el gas neón es imprescindible en los rayos láser con los que se gravan estos componentes electrónicos.
Avison de los proveedores
Para acabar de dibujar un panorama todavía más incierto, la industria automovilística mundial también padece la escasez de paladio, producido principalmente en Rusia. Esa foto negativa que está apareciendo ante nosotros ya fue anunciada hace unos meses por los clústeres de automoción de España, que advertían de una "tormenta perfecta" que podía llevarse por delante una buena parte del tejido productivo. "Rusia es un actor básico en la exportación de gas natural, paladio, níquel, acero, carbón, platino, petróleo y aluminio refinado, entre otros muchos productos más. A su vez, Ucrania es imprescindible por ser el mayor exportador de gas neón del mundo, básico para la fabricación de semiconductores y, por lo tanto, de chips, y es también uno de los exportadores más importantes de cableado de catalizadores", aseguraban las asociaciones de automoción autonómicas.
A partir de ahora, cuando escuchemos las noticias sobre los nuevos ERTE como el de Seat veremos el gas neón de otra manera y no solo como un gran invento en los sistemas de iluminación y señalización. Los responsables de compras a proveedores también pensarán en el neón y en cómo buscar alternativas, como se hizo cuando la guerra paró las plantas de cableado de Ucrania.