En La Moncloa puede haber cola de presidentes y consejeros delegados de fabricantes automovilísticos deseosos de ser recibidos en audiencia por Pedro Sánchez. El último en sentarse en el sofá junto al presidente del Gobierno ha sido el máximo dirigente de Ford en Europa, Stuart Rowley. Con anterioridad fueron los presidentes del Grupo Volkswagen, Herbert Diess, y de Renault, Luca de Meo. Todos buscan apoyo institucional, especialmente en un momento en el que hay grandes inversiones en juego como las de las futuras fábricas de baterías en Europa y España. Pero quizá todas esas visitas por separado se podrían reducir con la búsqueda de unas alianzas que son, ahora, más necesarias que nunca.
Rowley puso las cartas de Ford sobre la mesa. La fábrica de Almussafes necesita garantizarse el suministro de baterías en condiciones competitivas para garantizarse el futuro. Ford participa en la Alianza Valencia de Baterías, uno de los proyectos de producción de celdas para propulsar coches eléctricos en los que están implicadas unas 10 comunidades autónomas.
Reparto de los fondos europeos
La visita llega en un momento decisivo en el que el plan de reactivación de la economía del Gobierno español está a punto de pasar el último examen de la Comisión Europea antes de vean la luz las convocatorias para adjudicar los fondos europeos Next Generation EU a los abundantes proyectos que se han ido conociendo. Uno de esos proyectos parte con la aparente ventaja de que el Gobierno, es decir, quien decidirá el reparto de fondos, participa directamente en la iniciativa F3 junto con Seat y Volkswagen, Iberdrola, CaixaBank, Telefónica y otras empresas.
El Gobierno ya ha hecho un llamamiento al resto de fabricantes automovilísticos a unirse a este proyecto ganador, que tiene vocación de servicio al sector de automoción a pesar de que se ha gestado en Martorell y en Wolfsburg. No solo se trata de buscar la máxima potencia y eficacia de los proyectos, sino que de paso el Ejecutivo lo tendrá un poco más fácil a la hora de decidir ese reparto del primer tramo de 70.000 millones de los fondos europeos, de los que 13.200 millones se destinarán a impulsar la movilidad sostenible y conectada.
Otro paso en la cooperación empresarial
Hay un hecho objetivo que es la imposibilidad de construir todas las fábricas de baterías proyectadas en estos momentos en España y al mismo tiempo. Las nuevas plantas de baterías, que necesitan un socio químico y electrónico especialista en el proceso de producción de celdas, deberían tener varias factorías de vehículos a las que suministrar y que garanticen una cartera de clientes equilibrada.
Es el momento de dejar atrás viejas rencillas y pasar a otro estadio en la tendencia a la cooperación cada vez más arraigada en la automoción. Quizá no estamos tan lejos de esas plantas de baterías compartidas por varios fabricantes ya que algunos de ellos tienen en marcha alianzas para el desarrollo de vehículos eléctricos. Es el caso de Ford, que ha confiado a Volkswagen el desarrollo de vehículos eléctricos en Europa, que compartirán toda la ingeniería e irán equipados con las mismas baterías. ¿Tiene sentido que haya una planta de baterías para la fábrica de Ford de Almussafes y otra para las de Seat de Martorell y Volkswagen de Navarra? Desde el punto de vista empresarial, la respuesta es que no, aunque los legítimos intereses políticos de cada gobierno autonómico distorsionan el enfoque.