El desplome del beneficio neto de Tesla en el primer trimestre de 2025, que cayó un 71% hasta los 409 millones de dólares, ha obligado a su consejero delegado, Elon Musk, a replantear su implicación política y reducir su cercanía con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Tesla informó este martes de que sus ingresos por la venta de automóviles se redujeron un 20 %, hasta los 13.967 millones de dólares, en un contexto de fuerte competencia internacional, especialmente por parte de fabricantes chinos. En total, los ingresos de la compañía cayeron un 9 %, mientras que el ebitda ajustado bajó un 17 % y los gastos operativos aumentaron un 9 %, lo que se ha deteriorado aún más el margen de beneficio hasta el 14,6 %.
Protestas contra Trump
A principios de abril, Tesla ya había adelantado una caída del 13% en la venta de vehículos en el primer trimestre, con 336.681 unidades comercializadas. Sin embargo, los resultados presentados han sido incluso peores de lo anticipado por los analistas, que esperaban mayores ingresos y beneficios por acción.
El revés económico coincide con una creciente controversia en torno a Musk, quien desde la victoria de Trump en noviembre de 2024 se convirtió en su principal aliado empresarial y jefe del polémico Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). Este organismo ha promovido duras políticas de recorte del gasto público, que han desatado críticas y protestas tanto dentro como fuera del país.
Uno o dos días en el Gobierno
La implicación de Musk en el Gobierno, sumada a sus declaraciones políticas a favor de grupos de extrema derecha, ha desencadenado una crisis de reputación para Tesla, con boicots y manifestaciones en sus principales mercados.
Ante esta situación, el propio Musk anunció durante una teleconferencia con analistas que reducirá su dedicación al DOGE a "uno o dos días a la semana" a partir de mayo, con el objetivo de centrarse nuevamente en Tesla y revertir la tendencia negativa que atraviesa la empresa.