Vuelve el Elon Musk más desatado también en el terreno laboral. Lo hace abrazando la vieja escuela que defiende el presentismo en la empresa al exigir a sus empleados que estén atados a la mesa de la oficina un mínimo de 40 horas semanales. A partir de ahí pueden hacer teletrabajo, es decir, que lo plantea como horas extras, sin mencionar si piensa pagarlas.
El capitán de la movilidad sostenible como primer fabricante mundial de vehículos eléctricos está demostrando en una nueva polémica generada en Twitter, la red que quiere comprar de una forma rocambolesca, que no se alinea con las prácticas laborales más avanzadas. Ha enviado una nueva carta, firmada con un cercano Elon, a sus empleados en la que les advierte que "cualquiera que desee trabajar de manera remota debe estar en la oficina un mínimo (y me refiero a 'mínimo') de 40 horas semanales o irse de Tesla. Esto es menos de lo que les pedimos a los trabajadores de la fábrica".
Atado a la mesa
"Además, la 'oficina' debe ser una oficina principal de Tesla, no una sucursal remota que no esté relacionada con las funciones del trabajo", añade el consejero delegado de Tesla, que quiere ejercer de director de personal al anunciar que revisará personalmente las peticiones de excepciones a esta regla.
El consejero delegado ha proseguido asegurando que cuanto más 'senior' es el cargo, más visible debe ser la presencia en la oficina. Esto se alinea con un anterior correo electrónico remitido a los ejecutivos de la empresa, donde les exigía que trabajaran desde la sede principal de Tesla, y no en filiales "remotas".
En un mensaje publicado en su cuenta de la red social Twitter, tras ser preguntado por un usuario sobre la idea de que ir al trabajo era una idea "anticuada", Musk ha respondido que cualquiera que piense eso debería buscar un empleo en otra empresa que no sea Tesla.
Conflictos laborales de Tesla
Elon Musk tiene un largo historial de conflictos laborales que comenzaron con un enfrentamiento con el sindicato de los empleados de automoción de EEUU (UAW), que le acusa de prácticas antisindicales por presionar a la plantilla de la planta de Fremont (California) para que votara en contra de un comité de empresa controlado por la central sindical. El emprendedor presumió de su implicación casi sin pausa en Tesla durante la épòca del lanzamiento al mercado del Model 3, en la que llegó a dormir en su despacho en la fábrica para solventar los problemas de producción.
Tesla acaba de perder posiciones en el índice ESG de medio ambiente, social y de gestión que elabora S&P debido a las condiciones de trabajo de los empleados de la compañía automovilística y a la respuesta a la investigación sobre las muertes y lesiones relacionadas con sus sistemas de conducción autónoma.