España debe reinventarse para jugar un papel relevante en la transformación de la industria automovilística hacia la electrificación y digitalización, según las conclusiones de un informe de CaixaBank Research. La investigación subraya que el país tiene la oportunidad de posicionarse estratégicamente en la nueva cadena de valor global, especialmente en áreas críticas como la fabricación de baterías, semiconductores y software, fundamentales para el futuro de los vehículos eléctricos (VE). Para lograrlo, tanto España como la Union Europea tienen que invertir en gigafactorías, semiconductores y desarrollo de software.
La oportunidad de la electrificación
La transición hacia los vehículos eléctricos implica un cambio profundo en la tecnología y los procesos de producción, dejando atrás actividades estandarizadas como el ensamblaje y poniendo el foco en el desarrollo de software y componentes digitales. Según el informe, desde 2015 el contenido de software por vehículo se ha triplicado, y para 2030 podría representar hasta el 50% del valor total de un automóvil.
España, que cuenta con una amplia capacidad industrial, debe abordar retos como la instalación de gigafactorías, el aumento de la producción local de componentes electrónicos y la digitalización de la cadena de producción. Esto no solo impulsará la competitividad, sino que también generará empleo de calidad y crecimiento económico.
Retos globales y vulnerabilidades
La dependencia de materias primas y componentes importados, particularmente de China, es un desafío para el sector. En 2023, más del 70% de las celdas de baterías de iones de litio a nivel mundial fueron suministradas por empresas chinas. Para mitigar este riesgo, el informe recomienda estrategias como la diversificación de proveedores, la creación de reservas estratégicas y el aumento de la circularidad en la cadena de suministro. La integración vertical, es decir, la producción local de baterías y semiconductores, será clave para reducir costes y aumentar la autonomía europea en este sector estratégico.
Perspectivas positivas, pero con retos
El informe proyecta un crecimiento económico moderado en España para 2025, con un PIB previsto del 2,3%. Este contexto, junto con la necesidad de renovar un parque móvil envejecido (con una edad media de 14,2 años, frente a la media europea de 12,3), impulsará la demanda de vehículos. Además, el despliegue de fondos europeos como el Next Generation EU (NGEU) favorecerá la inversión en innovación y sostenibilidad.
Para consolidarse como líder en la automoción eléctrica, España debe apostar por un entorno competitivo que fomente la innovación, la cooperación público-privada y el desarrollo de infraestructuras tecnológicas. Con estas bases, el país no solo podrá fortalecer su industria automovilística, sino también contribuir a la transición ecológica europea, según el informe de CaixaBank Research.