En la Liga de fútbol, dos meses después de iniciar la competición dos entrenadores han sido relevados por los malos resultados y es muy probable que en las próximas semanas se produzcan nuevas destituciones. Las víctimas han sido Marcelino en el Valencia y David Gallego en el Espanyol. Pocas profesiones hay sometidas a tanta presión y con tanta volatilidad en estos momentos como los entrenadores de fútbol... y, ahora, también la de directivo del sector de automoción. Son víctimas, cada vez más, de la elevada volatilidad que sufre el sector del automóvil.
El deterioro de los resultados, la urgente necesidad de invertir grandes sumas en los nuevos caminos de la movilidad así como rencillas internas como las de la alianza Renault Nissan están convirtiendo a los altos ejecutivos en unos temporales de lujo sometidos a los vaivenes del automóvil. Los últimos episodios de esa tendencia se han visto con crudeza en Renault y Nissan, que han despedido a sus respectivos consejeros delegados. En el caso de Thierry Bolloré, ha sido destituido de forma fulminante y, según él, a traición en lo que califica de "golpe" en la cúpula de Renault.
Cambios en el banquillo de la automoción
Las heridas que dejó la detención de Carlos Ghosn y, especialmente, la investigación interna impulsada por algunos directivos de Nissan y que propició la caída en desgracia del directivo se están cerrando todavía con la reestructuración de los pisos altos. Los despidos sin miraientos llega al extremo de que Bolloré fue destituido el mismo día en que Renault anunciaba un acuerdo con Waymo, la filial de coche autónomo de Google, y que Hiroto Saikawa fue relevado cuando se disponía a aplicar un recorte de 12.500 empleos que anunció unos días antes con un rictus de misterio.
En el caso de Volkswagen, Matthias Müller fue apartado del cargo de presidente del consorcio alemán tan solo tres años después de ocupar el sillón y el actual máximo dirigente, Herbert Diess, acaba de ser imputado por haber ocultado presuntamente el 'dieselgate' a los accionistas. En Ford, la multinacional ha cambiado al máximo dirigente de Europa en plena reestructuración de su negocio en pérdidas en el viejo continente.
Al igual que sucede con los entrenadores de fútbol, que tienen que soportar la presión del llamado entorno, los directivos notan cada vez más el aliento de unos accionistas inquietos o drectamente nerviosos por el deterioro de las cuentas de los fabricantes automovilísticos. Por eso es muy probable que en los próximos meses veamos más cambios en los banquillos de la automoción.