Carlos Tavares (Lisboa, 14 agosto, 1958) ha presentado hoy, domingo 1 de diciembre su dimisión fulminante como director ejecutivo del grupo Stellantis. El consejo de administración de Stellantis, reunido de urgencia bajo la presidencia de John Elkann, aceptó la renuncia del CEO con efecto inmediato.
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Hace solo unos días el directivo mejor pagado de la industria de automoción se había reunido con el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez para explicarle sus proyectos para las plantas españolas del grupo.
El proceso para nombrar un nuevo CEO ya está en marcha, gestionado por un Comité Especial del Directorio, y está previsto que se cierre en el primer semestre de 2025. Mientras tanto, se establecerá un Comité Ejecutivo interino presidido por John Elkann.
Sin relevo de Carlos Tavares
Elkann indicó en un comunicado enviado a última hora del domingo: “Estamos agradecidos a Carlos por su compromiso continuo a lo largo de los años y por el papel que desempeñó en la creación de Stellantis, además de los relanzamientos anteriores de PSA y Opel, iniciando nuestro viaje para convertirnos en un líder global en la industria. Tengo la intención de ponerme a trabajar de inmediato con nuestro nuevo Comité Ejecutivo interino, con el apoyo de todos nuestros colegas de Stellantis, mientras completamos el proceso de nombramiento de un nuevo CEO. Juntos garantizaremos la implementación oportuna de la estrategia de la Compañía en beneficio de los intereses a largo plazo de Stellantis y de todas sus partes interesadas”.
La renuncia de Tavares, directamente enfrentado al Gobierno italiano de Giorgia Meloni y a los sindicatos americanos por Jeep y Ram abre un hueco muy codiciado en el sector y como cuando hay un volante libre en la F1 empiezan a aparecer las quinielas y los candidatos, entre ellos aparece el nombre de Luca de Meo, actual CEO de Renault. De hecho, unos meses antes la fusión de Renault y Stellantis estaba sobre la mesa.
Malos resultados
Stellantis tuvo unos ingresos de 33.000 millones de euros en el tercer trimestre de 2024, lo que supone un descenso interanual del 27%. Además del ajuste del stock a la realidad del mercado, Stellantis sufrió la pérdida de 279.000 unidades vendidas, un 20%. En nueve meses, Stellantis vendió 1,148 millones de vehículos.
La compañía atribuyó el descenso en las ventas a varios factores, incluyendo la transición hacia una nueva generación de productos y un ajuste de inventarios, particularmente en EEUU, donde los niveles de stock en concesionarios se redujeron en 80.000 unidades desde finales de junio. Este enfoque responde a una política de optimización de inventarios en un entorno desafiante, especialmente en el mercado europeo.
Carlos Tavares se convirtió en un directivo con fecha de caducidad cuando el consejo de administración anunció el inicio del proceso para buscar un sustituto en el momento de su finalización de contrato, en 2026. A Carlos Tavares se le acabó el crédito de la familia Agnelli y del resto de accionistas del grupo automovilístico que sometieron a presión al CEO. Las filtraciones apuntaban a que John Elkann está cada vez más insatisfecho con los malos resultados y los conflictos con los sindicatos en Estados Unidos, el país de la antigua Chrysler absorbida en el grupo.
Desplome en bolsa
Al mismo tiempo, John Elkann está cada vez más presionado en su país, Italia, donde el Gobierno de Giorgia Meloni ha declarado la guerra a Carlos Tavares, al igual que los sindicatos italianos. La convocatoria de huelga y una manifestación en Roma el próximo 18 de octubre tiene como objetivo reclamar más producción en las factorías italianas, que han reducido su volumen de vehículos este año en un preocupante 36%.
La caída en desgracia de Carlos Tavares se completa con unos inversores cada vez más impacientes con el retorno que obtienen con Stellantis, que ha ido degradando su margen de rentabilidad y, en paralelo, perdiendo valor en bolsa. El desplome de este año es del 41% al pasar la cotización de 21 a 12 euros.