La dirección de Volkswagen, liderada por su CEO Oliver Blume, ha aceptado un recorte salarial acumulado que superará los 300 millones de euros hasta 2030, como parte del compromiso adquirido en el histórico acuerdo laboral alcanzado con los sindicatos en diciembre de 2024. La medida responde a la exigencia del sindicato IG Metall, que reclamó a los directivos que asuman sus responsabilidades en la crisis del fabricante automovilístico.
Según Gunnar Kilian, miembro del consejo de recursos humanos de Volkswagen, la junta directiva asumirá un recorte proporcionalmente mayor que el resto de la alta dirección y de la plantilla. Aunque no se han revelado cifras exactas sobre la reducción individual de los salarios de la cúpula, el compromiso refuerza la idea de que todos los niveles del fabricante deben contribuir a la sostenibilidad financiera de la empresa.
La máxima dirigente de IG Metall en Volkswagen y presidenta del comité de empresa, Daniela Cavallo, se mostró muy crítica con Oliver Blume, que también es el CEO de Porsche, y su equipo y cargó contra algunas decisiones tomadas, como las inversiones fallidas en el desarrollo de software y el reciente acuerdo con el nuevo fabricante de vehículos eléctricos de EEUU Rivian, que arrastra abultadas pérdidas.
Recorte de empleos, sueldos y producción
El acuerdo laboral también incluye una reducción de la plantilla de 35.000 empleados hasta 2030 y una disminución de la capacidad de producción en las plantas alemanas en 734.000 unidades anuales. Estos ajustes forman parte de un plan más amplio que busca generar ahorros de 15.000 millones de euros anuales a medio plazo, de los cuales 1.500 millones provendrán de la reducción de costes laborales.
La decisión de la junta directiva de aceptar estos recortes salariales refuerza el acuerdo alcanzado entre Volkswagen y los sindicatos, que busca equilibrar las cuentas del fabricante sin recurrir a despidos traumáticos y al cierre de fábricas. Este enfoque sigue la línea de una transición laboral "socialmente responsable" que protege tanto a la empresa como a los empleados.
Con este acuerdo, Volkswagen busca no solo estabilizar su posición económica y recuperar rentabilidad perdida ante la fuerte competencia de las marcas chinas en el ecosistema de la movilidad electrificada, sino también recuperar la confianza de sus trabajadores y del mercado.