Las piezas del puzzle laboral del sector del automóvil se están desencajando. Detrás de la competitividad y buena imagen ganadas por las fábricas de automóviles, subyace un pulso entre la patronal metalúrgica y los sindicatos del sector con dos días de huelga general convocados en el sector que amenazan con salpicar las factorías de Seat y Nissan en Martorell y Barcelona.
El conflicto larvado en el sector del metal de Barcelona a raíz de la vigencia del convenio colectivo más importante de la industria catalana se ha enconado y va in crescendo en el terreno judicial y el de la conflictividad laboral, dos ámbitos que ponen muy nerviosas a las multinacionales del automóvil. Una reciente sentencia del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya ha dado la razón a CCOO y UGT en su reclamación del pago de atrasos salariales que la Unión Patronal Metalúrgica (UPM) se negaba a abonar.
Los sindicatos exigen ahora a la patronal que acate la sentencia y pague a los empleados lo que les debe, mientras que la UPM sigue tensando la cuerda y ha recomendado a sus empresas que no paguen nada hasta conocer el resultado del recurso de casación presentado ante el Tribunal Supremo, que tardará previsiblemente varios meses.
El conflicto por el incumplimiento de compromisos salariales y la caducidad del convenio colectivo se está convirtiendo en una nueva trinchera de la reforma laboral aprobada por el Gobierno con algunos ingredientes adicionales que enconan todavía más las posiciones, según fuentes próximas a la negociación.
Por un lado, la patronal intenta sacar el máximo partido de la reforma laboral en un momento en el que se aprecia la mejora de la producción de forma transversal. Por otro lado, los sindicatos afrontan el conflicto inmersos en un proceso de renovación y fusión de sus federaciones industriales. "Al margen de los problemas del convenio sectorial de Barcelona, el convenio del metal de Cataluña que se había creado no hacía mucho para ir unificando las condiciones laborales está, de facto, muerto", explican las mismas fuentes.
Como acciones previas a las huelgas generales del sector convocadas para los días 29 de abril y 6 de mayo, CCOO y UGT han trasladado la protesta a las puertas de Seat y Nissan, los eslabones finales de la cadena de proveedores que da valor añadido a la automoción en Cataluña. De hecho, aunque la situación laboral en ambas plantas se ha pacificado desde hace meses, las dos compañías están presentes en el comité ejecutivo con dos vocales.
Seat y Nissan, presentes en una patronal en reconstrucción
La presidencia de la UPM corresponde a un veterano directivo de los proveedores del automóvil, Josep Maria Pujol, el presidente de Ficosa, una firma aquejada de problemas financieros y laborales derivados de la mala digestión de la absorción de la vieja fábrica de televisores de Sony. Pujol encabezó un equipo de compromiso que tuvo sacar adelante una patronal que quedó decapitada al destaparse un escándalo de corrupción del que acusan al anterior presidente, Antoni Marsal.
La desconfianza de fondo de Seat y Nissan hacia la UPM se agravó con ese escándalo y ahora puede dar un nuevo paso ante las consecuencias del pulso mantenido con los sindicatos. El juego tradicional de los fabricantes de automóviles de traspasar a sus proveedores la reducción de costes de producción y laborales puede volverse en su contra.