La noticia de la detención de Carlos Ghosn ha sido como un terremoto con epicentro en Tokio. Ha sacudido la economía y la sociedad japonesas, aunque la vida cotidiana y la actividad de Nissan sigue adelante. Pocos directivos son tan populares como Carlos Ghosn en Japón, donde llegó en 1999 con la misión de sacar a Nissan de la quiebra.
Carlos Ghosn (Porto Velho, Brasil, 1954) era blanco de fanáticos de los 'selfies' en el país asiático que querían tener un foto con el ejecutivo occidental que salvó a Nissan de la bancarrota con su famoso Nissan Revival Plan y que dio pie a páginas y páginas de reportajes y horas de reportajes laudatorios. Su popularidad le hizo merecedor de su aparición en un cómic como un directivo dotado de superpoderes.
De ese superhéroe queda poco ya. En tan sólo unas horas, la fama de Carlos Ghosn se ha desmoronado por su detención por presunto fraude fiscal e irregularidades en la utilización de recursos de Nissan. Unos pocos directivos de la compañía encabezados por el consejero delegado, Hiroto Saikawa, estaban al corriente de la investigación interna iniciada hace unas semanas como consecuencia de unas denuncias, según ha indicado el actual máximo responsable del fabricante automovilístico.
Hace tres años, Linkedin preguntaba a Carlos Ghosn cómo podía dirigir tres fabricantes automovilísticos y seguir siendo humano. Desde entonces, el presidente y consejero delegado de Renault, Nissan y Autovaz ha añadido a Mitsubishi a su galaxia de marcas, con lo cual da la razón al cómic japonés que presentaba al directivo como un superhéroe.
Últimos meses turbuentos
El protagonista de una historieta de manga en la publicación japonesa Big Comic Superior decidió en 2017 dar un paso al lado en Nissan y ceder el testigo de consejero delegado, aunque se mantenía como presidente. La detención llega después de meses de turbulencias dentro de la alianza por la intención de Nissan de comprar más acciones de Renault después de que la marca japonesa se convirtiera en un sustento de la francesa con sustanciosas aportaciones a sus beneficios.
Carlos Ghosn llevaba meses enfrentado al Gobierno francés, que sigue como accionista en Renault, debido al montante de sus retribuciones y a los equilibrios internos en el grupo. En la última junta de accionistas de Renault recibió un importante voto de castigo que encajó con una de sus habituales sonrisas sarcásticas.
Carlos Ghosn era uno de los directivos veteranos entre las grandes multinacionales del sector y respetado por competidores. En su haber se encuentra haber reflotado Nissan y, tan o más difícil, haber forjado un equipo de trabajo multicultural con japoneses y franceses del que presumía a menudo en sus numerosas apariciones en público.
'Cost Killer' en Michelin, Renault y Nissan
Este brasileño de origen árabe pasó parte de su infancia y adolescencia en Líbano antes de recalar en París para seguir su formación como ingeniero. Ghosn llegó a Renault en 1996 con la fama de un gestor al que no le temblaba el pulso para aplicar planes de reestructuración en los años en que trabajó en Michelin. El 'cost killer' hizo honor a su sobrenombre y desde la vicepresidencia de compras y al frente del negocio en Suramérica logró que Renault dejara atrás las pérdidas.
El encargo de reflotar Nissan fue casi misión imposible. La factura fue muy grande: 21.000 despidos, cierre de cinco plantas en Japón y la venta de activos. Al cabo de un año, Nissan volvió al beneficio y fue reduciendo la ingente deuda de 20.000 millones de dólares.