El pasado domingo día 14 de enero falleció, a los 96 años de edad, Carl Hahn, que había sido presidente del Grupo Volkswagen. El título de esta pieza hace referencia a una realidad: su admiración por la compañía española Seat, por su agilidad a la hora de resolver situaciones comprometidas con muy escasos medios. Lo que está claro es que nada sería igual en Seat si Carl Hahn no hubiera intervenido.
Tras su ‘divorcio’ del Grupo Fiat, los dirigentes de Seat, entonces bajo el paraguas del Instituto Nacional de Industria (INI), se dedicaron a buscar la colaboración, sobre todo técnica, de otros fabricantes. Pero ante la previsión de que las negociaciones pudieran ser largas, se dedicaron a hacer evolucionar la tecnología Fiat a una propia. Esos acuerdos permitieron que, a partir de los motores Fiat de 1,2 y 1,4 litros, Porsche realizara unos excelentes motores (los llamados System Porsche), que podían ser fabricados con la misma maquinaria que los propulsores italianos. O que, para ganar tiempo, aceptaran la oferta de Giorgio Giugiaro de utilizar el proyecto de lo que tenía que haber sido la segunda generación del Golf, adaptándolo a la plataforma del Fiat Ritmo, sorprendieron al ejecutivo alemán.
Juan José Díaz Ruiz, recientemente fallecido, entonces vicepresidente ejecutivo de Seat, contaba como Hahn en una de sus visitas a Barcelona casi pierde el ‘slot’ de su avión para volver a Alemania, entretenido con la conducción de los primeros prototipos de lo que sería la primera generación del Ibiza.
Acuerdo de VW con Seat
Por todo esto, pese a que en 1982 acababa de ser nombrado presidente ejecutivo del Grupo Volkswagen, se decidió a firmar un acuerdo con Seat. Inicialmente para que produjera el modelo Polo en la factoría de Pamplona, y los Passat y Santana, en la de Barcelona, junto a los modelos que la marca española mantenía de origen Fiat, el Marbella y el Ronda. A estos más tarde se uniría el Ibiza. Ocho años después, respetando el acuerdo inicial, el Grupo Volkswagen asumiría prácticamente la totalidad de del capital de la marca española.
Lo que vino a continuación no fue tan bueno. Y conviene mencionarlo para poner en valor el aprecio del Doctor Hahn por Seat. Su sucesor en el cargo de presidente ejecutivo fue Ferdinand Piëch, que se sintió más atraído por Skoda, la marca checoslovaca (entonces), en la que Hahn había comprado una pequeña participación pensando en el potencial que podía tener en los países del Este de Europa. Piëch, quizás influenciado por la política alemana de aumentar su influencia en Europa Central, se volcó en ella, abandonando a Seat. En una entrevista que me concedió en el Hotel Ritz Carlton de Wolfsburg, lo dejó claro. Concretamente me dijo: "Comprar Seat fue el mayor error que ha cometido el Grupo Volkswagen. Y yo no llegué a tiempo para impedirlo".
Llevó el Escarabajo a EEUU
Carl Hahn fue el quinto presidente del consorcio alemán después de que 1947 fuera devuelto por los ingleses, que se habían quedado con sus fábricas al término de la Segunda Guerra Mundial. Por entonces trabajaba en las oficinas de la OCDE, en París, pero fue llamado por Heinz Heinrich Nordhoff, que asumió la presidencia del fabricante en 1954. Tras cinco años de aprendizaje de lo que era la industria del automóvil, fue enviado a Estados Unidos, en donde hizo frente a lo que parecía una misión imposible: vender el Escarabajo. Y fue un éxito, convirtiéndose en el coche de los ‘babyboomers’. Lo mismo que el Microbus dio imagen a los ‘beatniks’.
Nombrado miembro del Consejo de Dirección en 1964, volvió a Alemania un año después. Nordhoff quería que fuera su sucesor, pero murió a comienzos de 1968. Con otros respaldos, Kurt Lotz le pasó por delante mientras Hahn aceptaba la presidencia de Continental, puesto que ocupó hasta 1982, año en que retornó a Volkswagen para ser nombrado presidente.
Entrada de VW en China
Sus antecesores, Lotz, Rudelf Leiding y Toni Schmucker, se habían dedicado a ir asumiendo otras empresas arruinadas por la guerra, como Audi-Auto Unión y NSU, respaldados por el buen negocio que generó la fabricación en Estados Unidos y América Latina, Brasil particularmente. Pero Hahn demostró una visión más a largo plazo, adquiriendo Seat y dando el paso para entrar en lo que se convertiría en el primer mercado del mundo: China. Un mercado que ha permitido al grupo alemán ser durante años el primer fabricante mundial.
Fue el primer presidente del Grupo Volkswagen que, quien esto escribe, conoció personalmente. Fue con ocasión de un viaje a Madrid, en el momento en que el consorcio alemán se había hecho ya con el 75% del capital de la marca española.
Eran ya los detalles de aquella última fase de absorción de lo que se hablaba en Madrid. Tras averiguar el lugar del encuentro, me presenté en el mismo. Tengo que reconocer que tuve ayuda por parte de los directivos de Seat que participaban en la reunión, que me presentaron al doctor Hahn. Conmigo fue una persona cálida y cordial. Aceptó que le hiciera la entrevista con una condición: tenía que hacérsela en la Transporter que debía llevarle al aeropuerto para no perder el ‘slot’ de su vuelo de vuelta (debía estar escarmentado del día de la prueba del prototipo del Ibiza en Barcelona). Evidentemente, acepté y me encontré con la agradable sorpresa de que él mismo le pidió al chofer que tardara más de media hora en el trayecto para que tuviéramos tiempo de hablar. Un placer poder trabajar con gente así.
Carl Hahn estuvo 11 años al frente del Grupo Volkswagen, cuyas ventas se incrementaron de dos millones de unidades a 3,5 millones, incluyendo el medio millón que aportó Seat.