El proveedor del automóvil alemán Bosch ha aceptado este jueves pagar una multa de 90 millones de euros por su implicación en el escándalo de la manipulación de los valores de las emisiones de gases contaminantes. La Fiscalía de Stuttgart, que da así por cerrado el proceso, le impuso esa cantidad tras acusarle de "incumplimiento negligente de su deber". La empresa había suministrado desde 2008 unos 17 millones de componentes a diferentes fabricantes "cuyo 'software' contenía estrategias parcialmente ilegales".
Los constructores habían incluido estas piezas en sus vehículos y engañado a las autoridades en los test de emisiones, que los coches superaban pese a que, en condiciones normales de conducción, contaminaban por encima de los límites legales. Bosch, que había reservado 1.200 millones de euros para hacer frente a los posibles problemas legales derivados del escándalo del fraude en las emisiones, tendrá seis semanas para pagar los 90 millones por el 'dieselgate'.
Tras los pasos de Volkswagen
La fiscalía subrayó no obstante que la investigación a trabajadores de Bosch por posibles delitos penales en relación a este caso sigue abierta. No es la primera empresa que acepta una multa en Alemania para saldar su participación en el escándalo de las emisiones. Volkswagen ha pagado 1.000 millones y sus filiales de lujo Audi y Porsche, han accedido a pagar sanciones de 800 y 535 millones de euros, respectivamente.
El grupo alemán, el mayor fabricante de vehículos de Europa, se ha visto obligado a pagar en total unos 30.000 millones de euros en multas y compensaciones a clientes a raíz de este escándalo, que ha acabado con la carrera de varios de sus cargos más altos en los últimos cuatro años.
En septiembre de 2015 las autoridades medioambientales de EEUU destaparon esta práctica generalizada en el grupo Volkswagen, que el fabricante ha acabado reconociendo que afecta a unos 11 millones de vehículos de motor diésel en todo el mundo.