Industria

Barcelona 92, los Juegos Olímpicos del System Porsche

Una flota de 2.000 Seat Ibiza más un puñado de Seat Toledo empezaron a recorrer las calles de Barcelona durante el verano de los juegos

Eel Seat Ibiza de color blanco que lucía los aros olímpicos y el emblema de las Olimpiadas de Barcelona

Eel Seat Ibiza de color blanco que lucía los aros olímpicos y el emblema de las Olimpiadas de Barcelona

Redacción Coche Global

24.07.2017 08:27h

3 min

Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 que se inauguraron oficialmente el 25 de julio de hace 25 años fueron la Olimpiadas de la flecha milagrosa de Antonio Rebollo impactando en el pebetero y del System Porsche. Una flota de 2.000 Seat Ibiza más un puñado de Seat Toledo empezaron a recorrer las calles de Barcelona durante el verano de los juegos convirtiéndose en otro icono de los juegos junto al Cobi de Javier Mariscal. Pero en realidad fue algo así como un espejismo en la historia de Seat

Flota de coches estratégica

No podía ser de otra manera. Seat, la marca nacida en Barcelona y que ha marcado la vida de varias generaciones, recibió el encargo, junto con las otras del grupo alemán Audi y Volkswagen, de poner a disposición del Comité Olímpico Internacional (COI) una flota oficial para trasladar a miembros de la organización de sus residencias a los estadios en los que tenían lugar las pruebas de competición. El coche básico de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 fue una serie especial del Seat Ibiza de color blanco que lucía los aros olímpicos y el emblema de las Olimpiadas de la capital catalana. La adjudicación de la flota de vehículos en los Juegos Olímpicos suele ser una de las decisiones más importantes de la organización.

Ibiza olímpico por 6.815 euros

Esos duros Seat Ibiza equipados con el célebre motor System Porsche y una dirección (ligeramente) asistida atrajeron las miradas de los barceloneses, muchos de los cuales se convirtieron durante unas semanas en voluntarios al servicio de la organización de los Juegos Olímpicos. Eso hizo que cuando los coches oficiales salieron a la venta al acabar los juegos registraran una gran demanda popular, aunque los voluntarios y miembros del COOB'92 tuvieron prioridad para comprarlos. Se vendieron con un descuento medio del 30% sobre el precio de esos modelos nuevos. Tal como recogía una noticia del diario El País, el Ibiza olímpico con motor 1.500 se vendió por 1.134.000 pesetas (6.815 euros). El resultado fue que, durante varios años después de 1992, los Ibiza olímpicos todavía circularon por las calles de Barcelona.

La caída después de los juegos

El encargo de la flota olímpica al grupo Volkswagen llegó poco después de que la multinacional alemana saliera al rescate de la marca española después de unos años de autogestión por parte del INI para intentar salir al paso de la marcha de la italiana Fiat, que hasta mediados de los 80 era el socio industrial del Gobierno español en Seat. El System Porsche, el diseño de Giugiaro y los Juegos ayudaron a Seat a superar una difícil situación que fue maquillada durante las Olimpiadas pero que en 1993 estalló abruptamente en la peor crisis de la marca. La crisis del mercado español y el traslado de la fábrica de la Zona Franca a Martorell crearon un clima difícil de gestionar por los directivos alemanes y la Administración autonómica y central. Por eso los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 fueron también los del System Porsche como metáfora de la nueva Seat que se estaba gestando hace 25 años.

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