Los fabricantes de automóviles europeos, representados por la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), han emitido un contundente aviso a la Comisión Europea: el diálogo estratégico sobre el futuro de la industria de automoción, previsto para iniciarse en enero, llega demasiado tarde para evitar daños significativos en la competitividad y capacidad de inversión del sector. ACEA ha instado a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a actuar ya despejando el futuro.
El pronunciamiento de la patronal de los fabricantes europeos llega poco después de que Ursula von der Leyen anunciara el inicio de un diálogo estratégico en enero, pilotado por ella y con participación de los comisarios sectoriales, con el fin de tomar medidas "urgentes" de apoyo a la importante industria automovilística europea. Sin embargo, las marcas están hartas de la burocracia y de las palabras vacías ante el temor de que se demore hasta bien entrado el año 2025.
Medidas antes de 2025
"Esperar al inicio del diálogo estratégico de la Comisión sobre el futuro de la industria del automóvil o a la revisión de la legislación sobre el CO2 en 2026 no es una opción, por muy bienvenidas y necesarias que sean ambas. Los fabricantes necesitan claridad ahora para finalizar las estrategias de cumplimiento, hacer acuerdos de agrupación y otras disposiciones para 2025”, advirtió Luca de Meo en unas declraciones unos días antes de ceder el testigo en ACEA al CEO de Mercedes, Ola Kallenius.
ACEA ha solicitado a Bruselas una declaración política clara antes de finales de 2024. Según De Meo, la falta de certeza regulatoria y apoyo político podría costar a la industria hasta 16.000 millones de euros en capacidad de inversión. Este impacto se manifestaría en multas, reducción de producción, dependencia de competidores extranjeros o ventas de vehículos eléctricos con pérdidas.
“La transición hacia una movilidad de cero emisiones es un objetivo compartido por todos nosotros, pero actualmente no va según lo planeado. Necesitamos flexibilidad legal para mantener el flujo de inversiones y evitar daños irreversibles”, afirmó De Meo.
Frenos a la electrificación
Aunque la industria se ha comprometido con los objetivos climáticos de la UE, incluidos los límites de emisiones de CO2 que entrarán en vigor en 2025, ACEA advierte que cumplir con estas metas no depende únicamente de los fabricantes. Factores como la lenta adopción de vehículos eléctricos, estancada en un 13% del mercado (10 puntos porcentuales por debajo de lo necesario), la falta de infraestructura de carga adecuada, el aumento de los costos de producción y la reducción de subsidios están afectando gravemente la transición.
De Meo subrayó que el cumplimiento de los objetivos regulatorios no debería depender de multas: “En un sistema que funcione bien, el pago de multas debería ser la excepción, no la norma. Necesitamos criterios económicos sólidos, no restricciones legales rígidas que conduzcan a daños potencialmente irreversibles”.
Flexibilidad para evitar el colapso
ACEA propone opciones de alivio que, sin alterar los objetivos climáticos de la UE, podrían adaptarse a las realidades del mercado. Entre estas medidas se encuentran la introducción gradual de requisitos o el cumplimiento promedio en varios años, prácticas ya conocidas en la legislación europea para camiones y autobuses, así como en otras jurisdicciones internacionales.
La falta de acción inmediata podría poner en riesgo no solo las inversiones masivas de la industria, que ascienden a 250.000 millones de euros para la transición verde, sino también miles de empleos en toda la cadena de valor automotriz.
El contexto político y económico
La advertencia de ACEA llega en un momento crítico, cuando la industria automotriz enfrenta una competencia feroz de fabricantes extranjeros, tensiones comerciales y una economía europea debilitada. Gobiernos como el alemán, francés e italiano ya han pedido a Bruselas medidas de apoyo claras para evitar que el sector pierda competitividad global.
Con los nuevos límites de emisiones a la vuelta de la esquina y la transición verde enfrentando crecientes obstáculos, la industria automotriz avisa que el reloj está corriendo. Para Bruselas, el reto será garantizar que su marco regulatorio apoye, en lugar de obstaculizar, a un sector clave para la economía europea en este crucial momento de transformación.