El fabricante británico de deportivos Aston Martin se aprieta el cinturón donde más duele. Acaba de anunciar un recorte del 5% de su plantilla, que supone prescindir de 170 trabajadores, que abandonan la empresa en un intento de reducir costes y hacer frente a las abultadas pérdidas de los últimos años.
El ejercicio de 2024 se saldó para Aston Martin con unos números rojos de 298,1 millones de libras (unos 360 millones de euros), lo que supone un empeoramiento del 21%. Las ventas de la marca bajaron un 9%, y se quedaron en 6.030 deportivos.
El nuevo CEO de Aston Martin Lagonda, Adrian Hallmark, que asumió el cargo en septiembre de 2024 tras haber triunfado en Bentley y JLR, busca un cambio radical en la compañía con el apoyo del millonario canadiense Lawrence Stroll. El enmpresario llegó a Aston Martin en 2020 para salvar la compañía y con el objetivo de triunfar en la Fórmula 1, por eso en 2024 llamó al ex número uno de Bentley Motors.
Ahorro de costes con los despidos de Aston Martin
El objetivo de reducción de costes con los despidos es ahorrar unos 25 millones de libras al año (unos 30 millones de euros), lo que parece poco para hacer que la marca de coches preferida por James Bond 007 vuelva a ser rentable. Quizás para eso tendrá que tener más protagonismo en las películas.
Jeff Bezos, el propietario de Amazon, acaba de comprar los derechos cinematográficos de la franquicia de James Bond por unos 1.000 millones de dólares, que le habrían venido muy bien al equipo de F1 de Fernando Alonso.