Aston Martin ya corre en la Fórmula 1 mediante el patrocinio del equipo Red Bull. Pero su implicación en la competición de velocidad puede dar un salto con la compra de un 20% de su capital por parte de Lawrence Stroll, el copropietario de la escudería de F1 Racing Point, la antigua Force India.
La marca británica de coches deportivos necesita una inyección de capital para continuar con sus planes, que a corto plazo pasan por el lanzamiento del nuevo SUV DBX, y para superar un descenso en sus resultados y un desplome de sus acciones en bolsa. Aunque en un primer momento la empresa que tenía más números para comprar el 20% de Aston Martin era la china Geely, su interés se ha enfriado, lo que ha despejado el camino a otros inversores.
Efecto en Red Bull
El multimillonario Lawrence Stroll ha pasado a ser una de las primeras opciones con una inversión que se situaría en torno a los 200 millones de libras (235 millones de euros), por lo que cerca del 20% de la compañía pasaría a estar bajo su control.
La entrada de Lawrence Stroll en Aston Martin puede perjudicar, de rebote, a Red Bull, un equipo que recibe unos 18 millones de euros de Aston Martin como patrocinio a cambio de lucir su logotipo en los monoplazas. Con la entrada de Stroll en Aston Martin, la marca británica se podría replantear su colaboración con un competidor de Racing Point, la escudería en la que corren Lance Stroll y Sergio Pérez.
Aston Martin ha contactado con varios inversores para realizar un aumento de capital ante la necesidad de financiación y podría decidir su plan de acción a finales de este mes, según la agencia de noticias. A mediados del año pasado, la firma británica revisó a la baja su previsión de matriculaciones mundiales y de resultados para 2019 debido a la incertidumbre macroeconómica y al deterioro del mercado. Desde su debut en Bolsa en octubre de 2018, el precio de las acciones de Aston Martin se ha desplomado casi un 75%.