El consejero delegado de Nissan, Makoto Uchida, afrontaba su mas dura junta de accionistas con la voluntad de limitar la exposición en uno de los momentos más complicados de la compañía. Con la excusa de las medidas preventivas del coronavirus, Uchida advirtió a los accionistas que la junta duraría un máximo de una hora, lo que provocó una revuelta. Finalmente, Uchida tuvo que aguantar casi dos horas de profundas críticas ante lo que algunos accionistas consideran como una compañía a la deriva sin un rumbo claro. Eso sí, Uchida 'vendió' a los accionistas las ventajas del cierre de la fábrica de Barcelona, pero tampoco le sirvió para acallar a los díscolos.
El baño recibido por Uchida de los accionistas disconformes con las abultadas pérdidas, que han provocado que se queden sin dividendo, empezó inmediatamente después de que acabar de reiterar las supuestas bondades del plan de reestructuración y reenfoque de Nissan, en el que se incluye el cierre de la planta de Barcelona. "Ustedes tienen que responder todas las preguntas de los accionistas. Hemos venido aquí porque nos han dejado sin dividendo", lamentó el primer miembro del auditorio que intervino.
Tsunami de críticas
Uchida no dio su brazo a torcer y se limitó a asegurar que responderían todas las preguntas que puedan durante la hora de la junta, de la que él mismo ya había consumido alrededor de 35 minutos. Fue un intento inútil de contener el tsunami de críticas que se le venía encima, que atacaron también lo que consideran como una rebaja insuficiente de las retribuciones de la alta dirección, especialmente de los nueve directores nuevos a los que no se les aplica rebaja.
Uchida empezó a gesticular y a moverse con aparente incomodidad a medida que subía el tono de las críticas. "Ustedes han violado repetidamente sus obligaciones con los accionistas con el retraso en el registro", lamentó uno de los rebeldes de la junta. El movimiento de Uchida se convirtió en evidente tic en un ojo. "Gracias por su opinón", le espetó el CEO de Nissan.
"¿Quién es el líder?"
"En la anterior junta, hace un año, pronostiqué que Nissan desaparecería en tres años si no se tomaban medidas. ¿Dónde está ahora Nissan?", preguntaba otro accionista en referencia a la era posterior a Carlos Ghosn. "Necesitamos un liderazgo fuerte en estos momentos. ¿Quién es realmente el líder de esta compañía?", preguntó el mismo inversor con una carga de profundidad lanzada hacia Uchida y su equipo. "Yo he asumido el pleno liderazgo en este proceso", intentó aclarar Uchida. La escena fue presenciada por Jean-Dominique Senard, presidente de Renault -que posee el 44% del capital de Nissan- desde París mediante conexión por videoconferencia.
"Usted anunció un plan que no está nada claro. Hacemos unos coches que no son populares. Esa es mi visión", espetó otro de los incómodos accionistas para el consejero delegado.
"Si los resultadosde Nissan no mejoran, despidanme", dijo Uchida ratificando su promesa de hace unos meses en respuesta a las primeras pérdidas en 11 años.
La junta acabó con las imágenes de la principal promesa de Nissan a sus accionistas y clientes, el nuevo SUV eléctrico Ariya, un modelo que se venderá en todo el mundo y al que la planta de Barcelona se ganó la opción como candidata a su fabricación, aunque finalmente todo saltó por los aires por la decisión de la compañía de tener su base en Europa curiosamente en Sunderland (Reino Unido), que ya estña fuera de la UE.