La ciudad de Las Vegas saldó con un sobresaliente el envite del retorno de la Fórmula 1, adivinándose como un gran premio de largo recorrido. La mayoría de dudas se disiparon con éxito, pero el fin de semana, como toca en todos los circuitos nuevos, no estuvo exento de problemas. Hubo críticas, sí, pero todos coincidimos en que las posibilidades que tiene la prueba son enormes.
El aspecto deportivo, con todos los títulos en liza ya resueltos desde hace semanas, quedó en segundo plano. El aspecto lúdico del fin de semana, el espectáculo y el business cobraron más protagonismo que nunca, aunque debo reconocer que la carrera fue mucho mejor de lo que podíamos imaginar y nos deparó una sorprendente emoción desde la primera vuelta a la última. Una de las mejores carreras del año, sin duda, en la pista y fuera de ella.
Verstappen, como el rey Elvis
Max Verstappen volvió a ganar y ya lleva 18 en 21 grandes premios, 20 podios y 549 puntos, pulverizando todos los récords. Esta vez no fue coser y cantar, pero está claro que la suerte le sonríe hasta en la adversidad y la ruleta volvió a caer de su lado. Penalizado con 5 segundos por echar fuera a Charles Leclerc en la salida, la fortuna se alió con él cuando más lo necesitaba y el monegasco lo tenía todo a su favor para ganar. Dos coches de seguridad sacudieron la parrilla y el neerlandés se coronó también como el rey de las Vegas y cantando por la radio la mítica canción Viva Las Vegas de Elvis Presley.
Ya hace años que la F1 ha dejado de ser patrimonio de Europa y de los circuitos que la han convertido en leyenda y un sueño para todos los apasionados del deporte del automovilismo. De hecho, de los 22 grandes premios que se van a celebrar en este curso solo 8 se habrán hecho en Europa. Esto me lo dicen hace una década y no me lo creo, pero es así y los trazados tradicionales del Viejo Continente luchan denodadamente para mantenerse en el calendario.
EEUU se rinde a la F1
La Fórmula Uno, por el contrario, trabajó durante años por abrirse paso en Norteamérica de manera infructuosa. El potencial de NASCAR e Indycar cerraban cualquier intento. El país, meca del automovilismo, siempre le había dado la espalda a la F1 y ahora le ha abierto las puertas de par en par. Liberty Media ha cambiado la situación en tiempo récord. El boom que se ha conseguido en Estados Unidos ha sido brutal. Se ha pasado de disputarse un gran premio en 2021 a tres en 2023. Después de Austin, el año pasado se sumó Miami y en el presente ejercicio acaba de celebrarse una tercera carrera en Las Vegas.
La capital de Nevada se ha convertido en algo más que una carrera. La propia Fórmula Uno, por primera vez, organizó la carrera sin contar con un promotor local. Liberty Media preparó el circuito, las instalaciones y promocionó el fin de semana como si fuera un festival. En definitiva, la F1 era una pieza más del espectáculo y no el evento en torno al que giraba todo, como sucede en todos los circuitos del mundo.
Al éxito deportivo hay que sumarle también el económico porque la carrera de Las Vegas generó cerca de 1.100 millones de euros a la capital de Nevada con 300.000 espectadores a lo largo del fin de semana, según datos que proporcionó la organización. Liberty Media invirtió más de 500 millones de dólares en la construcción del trazado y en adaptar los servicios de la ciudad para esta carrera, incluyendo la compra de edificios y terrenos que en el futuro pueden convertirse en fuente de especulación.
Asignaturas pendientes de la F1 en Las Vegas
La explosión de una alcantarilla al paso del Ferrari de Carlos Sainz empañó el arranque de un fin de semana que fue de menos a más, con daños en el monoplaza valorados casi en un millón de euros. Ello condicionó las prestaciones del madrileño en una pista que recibió críticas por el bajo nivel de agarre del asfalto. Lando Norris tuvo un fuerte accidente cuando parecía que se corría en condiciones mixtas, mitad seco mitad mojado, y eso en un circuito urbano es extraño y muy peligroso.
Son asignaturas pendientes que han quedado para el 2024, a las que hay que sumar el horario y el programa de carreras. Se reivindica una revisión importante, conscientes que hay que adaptarse a los diferentes husos horarios, pero que en Las Vegas fueron salvajes. La segunda tanda de Libres y la Qualy debían acabar a la una de la madrugada, pero la primera terminó a las cuatro por los trabajos de reparación de las tapas de alcantarilla. La carrera del sábado empezó a las diez de la noche. Es necesaria una reorganización para el próximo ejercicio, también para los periodistas, ubicados en un hotel a 15 minutos a pie del paddock.