El movimiento pendular hacia Asia sigue dando pasos. En el mapa del sector de la automoción, China se ha convertido en el principal mercado mundial y en el primer país por volumen de producción con más de 18 millones de vehículos ensamblados en 2013. Pero tenía una asignatura pendiente: tener un salón del automóvil en la Champions.
La edición inaugurada esta semana de la muestra automovilística de Pekín, que se alterna anualmente con Shanghai, ha conseguido ese objetivo. En tan sólo 13 ediciones, el salón Auto China se ha convertido en un referente mundial junto con los de Tokio, Frankfurt, París, Ginebra y Detroit. De hecho, las 118 primicias mundiales presentadas este año en la capital china sitúan el salón a las puertas de superar la muestra de Frankfurt, que presume de ser "la feria sobre movilidad más importante del mundo" con un total de 159 novedades absolutas en la edición de 2013.
Los organizadores del salón chino son conscientes del sorpaso que están viviendo y lo definen como "un miembro significativo de las muestras mundiales de clase A" y como "una de las muestras más influyentes del mundo". Las cifras del salón de este año son espectaculares: 230.000 metros cuadrados de superficie de exposición en dos recintos, uno viejo y otro recién inaugurado, repartidos en 17 pabellones; más de 2.000 expositores de 14 países.
A este ritmo, Frankfurt tardará poco en perder su corona del primer salón mundial en primicias como consecuencia del traslado lógico de los puntos de referencia junto a la capital mundial del automóvil, al menos en cuanto a volumen de ventas y producción.