El Salón del Automóvil de Ginebra tendrá este año una sucursal en el Mobile World Congress de Barcelona. Los astros, y no la casualidad, han hecho que los dos eventos coincidan esta semana. Los fabricantes de automóviles han tenido que movilizarse para dar el do de pecho en dos salones simultáneos: el tradicional de Ginebra y el Mobile, en el que las marcas ensayan la movilidad. La conectividad del futuro.
El retraso del evento de Barcelona para facilitar la llegada de los profesionales y directivos del sector de la telefonía de China después de haber celebrado el año nuevo de la cabra ha hecho que coincida con el Salón del Automóvil de Ginebra. La simultaneidad pone todavía más de relieve el debate sobre la evolución de los viejos salones de automoción y su interacción con otras muestras como el Mobile y el Smart City.
Un buen número de firmas del automóvil tienen clara su presencia en la cita mundial sobre telefonía móvil. No se trata de optar entre uno y otro salón, sino de ir al Mobile con un estand de primera división aunque coincida con el evento de Ginebra, uno de los tres grandes de Europa junto con París y Frankfurt pero el único que tiene lugar cada año. Aunque para ello tengan que concentrar una fuerte inversión en los dos salones y movilizar a toda su organización.
Desde hace unos años, la importancia de la conectividad de los vehículos, convertidos en una prolongación de internet en el salón de casa, ha hecho que los fabricantes de coches se hayan colado en el territorio de las compañías tecnológicas. Ford, que hace cuatro años que participa en el Mobile y este año ha presentado dos prototipos de bicis eléctricas, y Seat, que ha anunciado un acuerdo con Samsung para conectar los móviles de la marca a los coches hasta el punto de controlar los latidos del conductor, son dos ejemplos de esa creciente implicación.
Del mismo modo que algunas marcas de navegadores o de dispositivos tecnológicos para vehículos han entrado en los salones controlados por las grandes compañías del lobby automovilístico.
Con esta ampliación de escaparates para el automóvil, los salones de segunda división son los que tienen más problemas de supervivencia puesto que corren el riesgo de convertirse en una feria de muestras puramente de exposición de coches, como le ocurrió a Madrid. El Salón de Barcelona, que tendrá lugar en mayo, intenta buscar su espacio mezclando formatos al poner un pequeño Mobile y un Smart City junto a los estands de las marcas de coches. Los organizadores están obligados a tomar la iniciativa.