El GP de Fórmula 1 de Las Vegas, a finales de noviembre, no sólo fue un espectáculo de esos que saben montar en la ciudad del pecado, supuso también un récord fuera de pista y el triunfo del piloto británico Lewis Hamilton con Mercedes sobre el ‘kaiser’ Michael Schumacher a bordo de Ferrari. Desde los años 80 del siglo XX la F1 o había vuelto en Nevada (Estados Unidos) y lo hacía en 2023 en un circuito urbano y con una carrera nocturna. Coincidiendo con este regreso, la empresa especializada RM Sothyeby’s organizó una subasta en la que entre coche deportivos, camisetas de la NBA e incluso un bolso Birkin de Hermès y una experiencia enológica en el Valle de Napa se coló un monoplaza de F1.
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El Mercedes AMG Petronas F1 W04 de 2013 que pilotaba ese año Lewis Hamilton se adjudicó por la cantidad más alta pagada hasta ahora por un monoplaza de F1 de la era moderna, 18,8 millones de dólares. La millonaria cifra desbanca al actual líder de este exclusivo segmento de mercado, el Ferrari F2003, con chasis 229 que hace 20 años Schumacher llevo siete veces a la victoria. Se vendió en noviembre del año pasado en Suiza por 14,6 millones de dólares. El siguiente clasificado es otro Ferrari de Schumacher, el F2001 que se vendió en Nueva York en 2017 por 7,5 millones de dólares.
El récord máximo de un monoplaza de F1 lo ostenta, sin embargo, un clásico pero también de Mercedes, una silver arrow (Flecha de plata) con la que el argentino Juan Manuel Fangio consiguió el segundo de sus cinco campeonatos de F1, el Mercedes W196R de 1954 se vendió por 29,6 millones de dólares de 2013.
El último motor V8
La flecha de plata del siglo XXI adjudicada en Las Vegas hace solo unas semanas fue pilotada por Hamilton en 14 de las 19 carreras de la temporada 2013 y ganó el Gran Premio de Hungria. La peculiaridad de este coche, es que fue el último equipado con un motor V8 de aspiración natural, el motor V6 turbo hibrido entró en vigor en la temporada 2014.
El V8 de 2,4 litros con una potencia de 750 caballos y 80 adicionales gracias al sistema de recuperación de energía cinética (KERS) alcanza las 18.000 rpm. El motor se combina con una transmisión semiautomática de siete velocidades, desarrollada con Xtrac. Fue el primero en integrar una suspensión interconectada (FRIC) delantera y delantera para mejorar el agarre mecánico y el último coche Mercedes-AMG F1 con nariz alta. Este monoplaza se desveló en España, en la pista del circuito de Jerez.