Había muchas esperanzas puestas en la carrera del GP de España de F1, tanto de los espectadores como de las empresas implicadas. Sin embargo, desde la grada sufrimos decepciones en varios aspectos. En lo deportivo, el rodillo de Max Verstappen y el resurgimiento de Mercedes dejaron sin opciones y fuera del podio a los pilotos españoles Fernando Alonso y Carlos Sainz. Pero hubo más decepciones en cuanto a la organización del acontecimiento deportivo y de masas.
La carrera fue aburrida, sí, hay que decirlo con claridad. Apenas hubo competencia entre los pilotos con la excepción de algunos fogonazos. Desde la grada de los fans de Alpine, lo más interesante fue la salida de pista pisando la grava de Russell en las vueltas de celentamiento y la primera vuelta de la carrera, con el pelotón muy apretado y con dos filas de coches en paralelo.
Todo lo demás, fue monotonía. El pasatiempo era contar cómo iban aumentando los segundos que iba ganando vuelta a vuelta Max Verstappen. Está claro que la F1 necesita más equilibrio entre equipos y pilotos para favorecer el espectáculo, a la espera de ver la progresión de Mercedes y si Aston Martin recupera su impulso.
Esteban Ocon en el GP de España de F1 / XAVI BONILLA / EUROPA PRESS
Ambientazo en la Grada Alpine
Lo mejor del GP de España fue el ambientazo que se respiraba en las gradas y en las laderas del circuito de Barcelona Cataluña, que reunió a 125.565 aficionados inasequibles a la decepción que suposo para la hinchada española, muy abundante. Era impresionante escuchar los aplausos a Alonso y Sainz cada vez que trazaban la curva Seat pese a que se iban alejando del podio, al que solo subió un español en toda la mañana, el fenómeno Josep Maria Martí en F3 . Y también había aplausos incondicionales para Ocon (octavo) y Gasly (décimo) en la grada Alpine, lo mismo que para Verstappen por parte de la naranja mecánica que inundaba buena parte de las gradas.
Los 125.565 asistentes a la carrera y un total de 292.488 espectadores de jueves a domingo permiten acercarnos a los mejores tiempos de la F1 en Montmeló al ser el cuarto mejor registro tras los años 2005, 2006 y 2007. La 'alonsomanía' ha vuelto, junto al tirón de Sainz, pero muchas cosas han cambiado en 18 años, como los precios desorbitados que se cobran por presenciar la carrera, que excluyen a una buena parte de aficionados.
A las empresas que han depositado inversiones millonarias en la F1 también les iría bien que la máxima competición del Motorsport sea más competida, probablemente con la excepción de Red Bull, aunque la vistosidad de las carreras sería buena para todos los equipos y también para los patrocinadores de todo tipo que quieren atraer a aficionados para convertirlos en consumidores. ¿Les va bien una competición monótona y elitista, con audiencias de TV reducidas a plataformas de pago?
Atascos repetitivos
La paciencia de los fans de la F1 merece un reconocimiento. No solo encajan que se desvanezcan sus esperanzas (para los españoles) de ver a Alonso y Sainz en el podio, sino que tienen que soportar atascos eternos para llegar y salir del circuito de Montmeló por culpa de la masificación pero agravados por una organización que deja mucho que desear. Año tras año, la dirección del circuito, la Generalitat y los Mossos explican las 'grandes' mejoras que han incorporado al dispositivo para gestionar la entrada y la salida de los asistentes al GP de España.
Pero año tras año comprobamos los mismos problemas que se repiten sin solución: un despliegue poco efectivo de agentes de tráfico, escasez de medidas como carriles adicionales para aumentar la capacidad de las vías de acceso, una mala y escasa señalización de entradas y aparcamientos y un personal a menudo poco implicado en dar indicaciones y agilizar los movimientos de los vehículos. En un momento en el que se busca la sostenibilidad, el GP de Montmeló se convierte en un evento altamente contaminante por los atascos de decenas de miles de coches.