Lo primero que ven los visitantes del nuevo Salón del Automóvil de Múnich son dos pabellones repletos de bicicletas, motos y algunos patinetes eléctricos. La sorprendente imagen es una muestra del nuevo formato que ha puesto en marcha la patronal de la industria de automoción alemana (IAA) en el cambio del salón de Frankfurt a Múnich en un esfuerzo por ampliar las miras hacia la movilidad verde. Pero la integración de las bicis no ha impedido un importante movimiento de oposición organizado por una coalición de entidades ecologistas y ciudadanas que se han manifestado en los espacios de exposición con la reacción contundente de la policía.
"Car is Over", proclamaban los manifestantes que llevaron a cabo una marcha en bici por las calles de Múnich que acabó con la ocupación del nuevo espacio abierto del salón IAA Munich, que pretende acercar los nuevos coches ecológicos a los ciudadanos. Este satélite del salón ubicado junto a la ópera de la ciudad, en el que exponen marcas como Mercedes, Kia, BMW, Volkswagen y Cupra, ha sido el escenario de protestas que han sido disueltas por la fuerza por los agentes policiales.
Los organizadores, el Ayuntamiento de Múnich y el Estado de Baviera se habían preparado para las protestas con un nutrido contingente de agentes antidisturbios en los alrededores y también en el interior del recinto ferial de la ciudad. En algunos espacios había más policías que periodistas en los dos primeros días reservados a la prensa y al público profesional.
Escrache a Herbert Diess
Entre los blancos de la coalición, en la que hay grupos de apoyo a la bici y Greenpeace, entre otras organizaciones, destaca Herbert Diess, el presidente del grupo Volkswagen. La presentación de varios modelos 100% eléctricos, entre los que se encuentra el español Cupra UrbanRebel, no han librado a Diess de sufrir la persecución de los ecologistas en algunos actos y en una casa que la prensa alemana identifica como suya y que sufrió un escrache con pancartas que pedían su expropiación.
Las sistemáticas protestas ecologistas, que han incluido la colocación de pancartas que provocaron el bloqueo de autopistas, han dado pie a la condena de la patronal de fabricantes de automoción IAA y de Armin Laschet, el candidato del partido CDU a relevar a Angela Merkel en la cancillería de Alemania.
El experimento de Múnich ha sido observado de cerca por todas las marcas, tanto las que tienen presencia en el salón como las ausentes, así como por otros salones como el de Barcelona, Ginebra y París, que serán los siguientes en abrir sus puertas después del difícil periodo del confinamiento y las restricciones severas contra la pandemia de coronavirus. El responsable comercial de Fira de Barcelona, Ricard Zapatero, y el director del salón Automobile Barcelona, José Miguel García Guirado, no se perdieron detalle de los cambios puestos en marcha en Múnich, aunque la capital catalana ya dio un giro en sus últimas ediciones que también se acentuará cuando abra sus puertas el 30 de septiembre.
Bicis, coches y... tornillos
Los directivos presentes en el nuevo IAA Munich destacaron la vuelta a los salones presenciales con nuevos contenidos y formatos como el Open Space, una isla con estands en el corazón de la ciudad. Esta iniciativa ha sido elogiada por Wayne Griffiths, presidente del grupo Seat, que cuenta con un amplio estand en la calle. Para Griffiths, un directivo que conoce muy bien Múnich, hay algunas ideas que se podrían exportar a otros salones.
En Múnich se ha suplido la presencia de marcas importantes ausentes, como los grupos Stellantis y Toyota, con una invasión de bicicletas, motos y patinetes así como de proveedores de componentes de todo tipo, los de gran volumen, los especializados como la española Wallbox y algunos con un perfil muy industrial que exhiben con orgullo su amplia gama de tornillos, por ejemplo. Está claro que los cambios en la movilidad no solo afectan a los fabricantes de automóviles, sino también a sus salones, que afrontan un contexto que presiona hacia su transformación.