Ya han pasado dos semanas desde que cerró las puertas el 38º Salón Internacional del Automóvil de Barcelona, y las sorpresas siguen llegando. Digo sorpresa por no decir alucinación. Durante los últimos días se siguen escuchando en la radios barcelonesas anuncios de redes de concesionarios. Eso no es extraño sino positivo. Lo raro es que esos anuncios radiofónicos son de marcas que no quisieron estar presentes en el salón del automóvil, pero que, a su vez, no han tenido ningún reparo en usar el escaparate social del salón para publicitar sus modelos. No me parece que sea algo muy leal teniendo en cuenta el esfuerzo que han hecho muchos para estar presentes en el salón. Si no, juzguen ustedes mismos: «Aproveche el salón del automóvil de Barcelona para acercarse a conocer nuestros modelos en el concesionario.....».
Esta frase sigue campando a sus anchas en las ondas radiofónicas. Puedo llegar a entender las razones de no estar presentes en el salón, ya sean económicas o de política de empresa, pero lo que me parece algo poco elegante es apropiarse de la repercusión del evento y usarlo como reclamo comercial. Están haciendo buena la frase de «a río revuelto, ganancia de pescadores». Por suerte, el salón no estaba tan revuelto y fue un éxito para los organizadores. Mejorable, seguro, en muchos aspectos, pero lo que nadie le puede quitar a la Fira es que lo intentaron por todos los medios... y lo consiguieron pese a algunos.