La movilidad actual no se entendería sin la moto. Es el vehículo motorizado con la huella ambiental más baja, el más accesible económicamente y soluciona prácticamente todas las necesidades de desplazamientos urbanos e interurbanos. Estas son algunas de las razones que llevan a que cada vez más ciudadanos elijan la moto en su día a día.
Artículo publicado en la revista del Barómetro Auto Mobility Trends
Nada mejor que los datos para poder explicar esta realidad: el sector de la moto y el vehículo ligero representó en el último año el 16,6% las matriculaciones (hace 5 años eran el 11,8%); la demanda no ha parado de crecer en la última década, incrementando el parque un 18,8%, un dato que se eleva hasta el 49% en el caso de las motos más ligeras, (125cc/11kW).
No solo ha crecido el mercado por la movilidad diaria del ciudadano. El boom del comercio electrónico y del reparto de comida a domicilio han incrementado el uso profesional. La moto y los vehículos ligeros son los protagonistas de la logística última milla. No cabe duda de que estos vehículos han cobrado un mayor protagonismo.
A pesar de esta tendencia sólida creciente, la moto sigue siendo la gran olvidada. En la Ley de Movilidad Sostenible no se habla de la moto; en la inmensa mayoría de los Planes de Movilidad Urbana tampoco; y en las Zonas de Bajas Emisiones que se están implementando se malinterpretan las etiquetas ambientales, tratando a las motos como si fueran coches.
Además de ser estratégicos en la nueva movilidad, los vehículos ligeros suponen una oportunidad industrial. Silence, Nuuk o Scoobic son ejemplos de empresas que ya están fabricando eléctricos en nuestro país. No son las grandísimas fábricas de coches, pero eso no es razón para dejarlas en el olvido, al contrario, hay que apoyar esta oportunidad industrial estratégica en la nueva movilidad.
Tampoco es despreciable el auge del mototurismo. Miles de turistas anuales que gastan 150 € al día si son nacionales y 300 € si son extranjeros. Una actividad que transcurre en la España vaciada y fuera de la temporada alta.
La categoría L (ligera) de homologación es una realidad creciente, presenta muchas ventajas y oportunidades. Es momento de que las diferentes Administraciones atiendan a la singularidad de la moto y las necesidades de sus usuarios en las diferentes políticas que se llevan a cabo en materia económica, de movilidad y de seguridad vial.
