Los coches sin etiqueta ambiental de la DGT se han rebelado. Los propietarios de los vehículos más contaminantes han protagonizado una manifestación a contracorriente en defensa de su derecho a la movilidad y a la libre circulación. Han llenado el centro de Barcelona con sus viejos coches sin derecho a tener etiqueta ambiental y, en teoría, más contaminantes. Son nuestros chalecos amarillos emulando el movimiento de Francia, que surgió por al subida de los carburantes.
Unas horas antes, miles de personas se han manifestado en Barcelona y en otras ciudades del mundo siguiedo la estela de la líder ecologista Greta Thunberg y del movimiento Fridays For Future. Estos iban a pie y reclaman medidas urgentes contra la contaminación, como la erradicación de los coches diésel y de gasolina.
Etiquetas ambientales cuestionadas
Se trata de dos bandos difícilmente irreconciliables que defienden sus derechos a respirar aire limpio y a circular con libertad. Los propietarios de coches que forman parte del colectivo de 50.000 vehículos que no podrán entrar más allá de als rondas de Barcelona a partir de enero, exponiéndose a recibir multas de hasta 1.800 euros, se han armado de valor para salir a la calle y desafiar la potente corriente que reclama acciones para frenar el cambio climático.
Los argumentos que defiende la Plataforma de Afectados por las Restricciones Circulatorias (PARC) se basan en cuestionar el sistema de etiquetado de los vehículos y, por tanto, los planes para vetar el tráfico de vehículos sin las pegatinas del Ayuntamiento de Barcelona y otros municipios con territorio dentro del perímetro de las rondas. La plataforma tacha el plan de la Zona de Bajas Emisiones de Barcelona de una medida "clasista" ya que perjudica a automovilistas con menos recursos para cambiarse de coche.
Efectivamente, el plan del Ayuntamiento de Barcelona nacerá cojo ya que no va acompañado de ayudas para que los afectados renueven sus vehículos, una medida que, aunque no es competencia directa municipal, si puede ser asumida mediante incentivos fiscales, por ejemplo. Sin embargo, esa medida supondría una importante inversión para el Ayuntamiento de Barcelona, que con el plan anunciado busca rentabilidad ambiental y económica con el mínimo gasto.
La asocaición PARC tiene muy difícil conseguir que sus vehículos puedan circular, a no ser que un tribunal les dé la razón, aunque simpre prevaldrá el interés general de la población a tener menos contaminación, Pero la movilización de los cohes 'contaminantes' pone de manifiesto los problemas de la transición energética y en la movilidad. La transición justa también es que quien necesita desplazarse en coche tenga la opción se seguir haciéndolo y que quien contamina, aunque sea en un coche con etiqueta, sin justificación, no se beneficie del sistema.
Transición ecológica justa
Además, el sistema de etiquetas sufrirá probablemente ajustes próximamente para evitar algunos sinsentido, como por ejemplo que un coche de gran cilindrada tenga etiqueta Cero o Eco porque es híbrido y tiene una autonomía en modo eléctrico superior a 50 kilómetros a pesar de que sus emisiones medias sean, en algún caso, superior a las de un turismo viejo sin pegatina. La movilidad del futuro tiene que ser equitativa, justa e integradora.