El debate sobre la financiación de las vías rápidas que se mantenía, como muchas otras cosas, aletargado durante la pandemia ha vuelto a reaparecer. La propuesta para cambiar la fuente de ingresos mediante la puesta en marcha de un peaje en las autovías ha ganado nuevos apoyos. La Fundación de Estudios Aplicados (Fedea) aboga por esta fórmula que cambiaría los costes de la movilidad.
Fedea defiende el cobro de un peaje por circular en las autovías para que los usuarios encaren "los verdaderos costes", como la mejor opción para financiar su mantenimiento frente a la opción de hacerlo mediante impuestos sobre todos los contribuyentes. Puesto que el grueso de la red ya está construida y amortizada en España no es necesario recuperar la inversión y los peajes pueden ser modestos, según un estudio realizado por Ginés de Rus y Ángel de la Fuente, publicado este lunes por Fedea y que avanza algunas propuestas para revisar la política de infraestructuras española y mejorar su efectividad.
Según tipo de vehículo y uso
Los autores proponen una mayor atención al mantenimiento frente a la construcción de obra nueva, lo que exige la introducción de tarifas y peajes que reflejen los costes reales de los servicios. En este sentido, las carreteras suponen un ejemplo de considerable actualidad, entre otras cosas porque en los próximos años irán caducando las concesiones existentes de autopistas.
El estudio propone extender los peajes a toda la red, incluyendo las autovías, con un sistema tarifario que podría incorporar componentes como peaje de mantenimiento que reflejaría el daño causado por el vehículo, uno para el resto de los costes de mantenimiento que no dependen del tipo de vehículo y cuya cuantía sería muy baja, y otro puntual por congestión en las zonas y franjas horarias en las que se requiera.
Evitar nuevos impuestos
La ventaja de este sistema de tarificación frente a los mal llamados peajes en la sombra o pagos por disponibilidad reside en que los usuarios encaran los verdaderos costes de utilizar la red viaria, con lo que se incentiva su uso cuando los beneficios superan los costes y se desincentiva en caso contrario. Si el usuario no ve la carga que impone a los demás en costes de mantenimiento, en contaminación y en aumento de la probabilidad de accidente, elegirá un tipo de vehículo adecuado para él, pero inadecuado para la sociedad, e igualmente ocurrirá, por ejemplo, con la ruta elegida y el día o la hora de viaje.
Además, la utilización de peajes permite evitar la introducción de impuestos directos e indirectos que generan distorsiones adicionales, según el estudio. Además, si el usuario no paga y el coste se transfiere al contribuyente se producen dos efectos, uno inmediato, al aumentar la demanda y otro posterior, requiriéndose ampliaciones de capacidad que no hubiesen sido necesarias con una política de precios eficiente, han explicado sus autores.