A partir de la semana que viene, habrá más empresas industriales, de la construcción y de algunos servicios que intentaran recuperar la actividad después de un largo y súbito parón. Forma parte del inicio de la deshibernación de la economía en un difícil equilibrio entre las medidas extremas para frenar los contagios de Covid-19 y la recuperación de miles de empleos en 'stand by'. En ese contexto, la movilidad en vehículo privado se está imponiendo a los desplazamientos en transporte público por precaución y temor de los trabajadores y por recomendación de las autoridades. Pero esa estrategia se basa, de nuevo, en el esforzado voluntarismo de los ciudadanos afectados.
Los planes de contigencia del Gobierno central, de las comunidades autónomas y de las ciudades tienen un gran agujero que demuestra la falta de un buen diseño integral de unas medidas, a la fuerza, precipitadas. La recomendación a los ciudadanos de desplazarse en coche o moto para evitar las aglomeraciones del metro, el bus o el tren necesita medidas de apoyo que sean claras y que faciliten esa movilidad privada.
Apoyo a la movilidad privada
De la misma manera que las administraciones están invirtiendo sumas ingentes en la compra de equipos de protección individual, de mascarillas y de trajes, la oferta de aparcamientos gratuitos para trabajadores debería considerarse una potente medida de prevención para frenar la extensión de la pandemia. Comenzando por los aparcamientos regulados en superficie que ya se ofrecen de forma gratuita aunque, como en Barcelona, con demasiada ambigüedad. Y siguiendo por los parkings de titularidad o con participación municipal, como los de la empresa B:SM de Barcelona. Y también, por qué no, por algunos aparcamientos privados ya sea por iniciativa de las propias empresas o con fondos públicos para sustentar la medida.
Con esa medida difundida con claridad, ganaríamos mucho en prevención en la lucha contra el nuevo virus. En esta ocasión, la movilidad privada tiene muchas ventajas en relación con el transporte público y hay que aprovecharlas y dejar de lado por un momento el sambenito que se la intentado cargar en los últimos años.
Más bicis, patinetes y motos
Lo mismo se puede decir de otros modos de movilidad privada como las motos, las bicicletas o los patinetes eléctricos, que deberían tener todo tipo de facilidades en estos momentos y sin la estúpida sospecha que se extendió al inicio del confinamiento de que los que iban en bici lo hacían en un gesto insolidario para su ocio particular.
Por eso tampoco se puede entender que el servicio de bicis compartidas de ciudades como Barcelona y Madrid siga interrumpido. Con las medidas de higiene adecuadas como el uso de guantes o la desinfección periódico o por los usuarios son una buena alternativa para evitar las peligrosas aglomeraciones en vagones de metro y tren y en buses.