Llega la ola de calor y también la ola de contaminación en algunos lugares, Barcelona está envuelta estos días tórridos de una boina de polución más espesa que en anteriores ocasiones. El aumento de las partículas en suspensión ha llevado a la Genralitat a activar el protocolo de aviso de episodio de contaminación. Sin embargo, en esa ocasión el culpable no es el coche.
Las primeras alarmas surgieron el día 25 de junio con siete estaciones de medición de la calidad del aire de Barcelona y de otras ciudades catalanas que superaban los niveles considerados como normales de 50 microgramos por metro cúbico de partículas en suspensión de un diámetro inferior a 10 micras, conocidas como PM10.
Petardos contaminantes
No obstante, el informe de la Dirección General de Calidad Ambiental y Cambio Climático de la Generalitat deja claro que el origen de ese aumento de las partículas en suspensión en el aire no son, como muchos pueden pensar, los vehículos por el tráfico rodado en Barcelona y otras ciudades.
Para empezar, los nivees altos registrados el día 24 se debieron, fundamentalmente, "al uso de productos pirotécnicos durante la noche de la verbena de Sant Joan". La humareda que causan las deflagraciones de la pólvora de los petardos acabó contaminando el aire debido a la escasa ventilación de la atmósfera.
El problema irá a más con la llegada de la ola de calor y del aire procedente de África con un nivel elevado de polvo y partículas en suspensión que puede llegar a 160 microgramos, según la Generalitat. "La intrusión de polvo africano persistirá y las condiciones de dispersión ni mejorarán significativamente", indican los técnicos.
Sin restricciones de tráfico
Las partículas en suspensión es uno de los elementos que se suelen atribuir a los humos causados por los vehículos, especialmente a los diésel. Pero en este caso, la boina de polución viene de África. Además, durante estos días los niveles de óxido de nitrógeno, el gas más nocivo para las personas, se mantienen bajos tanto en Barcelona como en Madrid.
A pesar de la alarma que puede causar la activación del aviso preventivo de contaminación, el protocolo no comporta restricciones de tráfico, sino meramente recomendaciones de limitar el uso de vehículos con motor de combustión y de actividades con potencial de generar más polvo, como los movimientos en las obras o en las fábricas. De momento, los coches de más antigüedad pueden respirar tranquilos, aunque a partir de 2020 resultarán afectados por las medidas anticontaminación en Barcelona.