La transición hacia la movilidad eléctrica se ha convertido en una misión sin vuelta atrás para las empresas del sector del automóvil, tal como muestran los resultados del Barómetro Auto Mobility Trends By Metyis de 2022. Las inversiones para transformar la vieja movilidad basada en el petróleo en una nueva tecnología y un nuevo modelo de negocio son sólidas y resisten, por ahora, a los múltiples embates sobrevenidos. Pero el plan para electrificar la movilidad tiene que superar todavía su principal dificultad: evitar que se quede en la realidad virtual del metaverso.


Artículo publicado en Auto Mobility Trends 2022 By Metyis y de Coche Global. El Barómetro se puede consultar de forma íntegra en este enlace.


Los coches eléctricos viven varias realidades que se solapan, algo así como el multiverso. Por un lado, la Unión Europea y los gobiernos de los países miembros se han vuelto cada vez más ambiciosos en su calendario para acelerar la electrificación. Tiene toda la lógica si tenemos en cuenta la emergencia climática y la necesidad de reducir las emisiones de gases de todas las actividades involucradas. De hecho, las empresas del sector de la movilidad y la automoción han ido encajando las normativas para recortar la vida de los vehículos de combustión interna cada vez con más resignación, tal como se aprecia en las tres ediciones de Auto Mobility Trends.

La adaptación, único camino

Muchas empresas han entendido ya que solo queda adaptarse y prepararse para recorrer el camino trazado mediante la electrificación de su gama de productos. Es la realidad que se vive con una intensidad creciente en las fábricas, que están adaptando sus plantillas a las necesidades previstas (a pesar de la gran incertidumbre) en el entorno que se está forjando. La esperanza es que la transición permita generar nuevos empleos, aunque difícilmente se podrá recolocar a los trabajadores expulsados por la electrificación.

La transición ecológica se ha centrado hasta ahora en la oferta, el primer eslabón de la cadena. Mediante unas ingentes inversiones, los fabricantes están sustituyendo su gama de modelos de gasolina y diésel por los nuevos vehículos electrificados con unas prestaciones que van mejorando y unos precios que tienen que vencer la resistencia a bajar. Tenemos ya una amplia gama de coches eléctricos que pueden cubrir las necesidades de un espectro amplio de usuarios, aunque no se puede hablar de un relevo al 100% de los vehículos de combustión y de sus usos.

La realidad de la demanda es la más preocupante en ese multiverso de la movilidad eléctrica. La resistencia de la gran mayoría de los consumidores a comprar un coche propulsado por baterías obedece a recelos, algunos subjetivos pero muchos por causas objetivas, muy arraigados en los clientes potenciales a los que van dirigidos los nuevos vehículos eléctricos. No hay enchufes suficientes para los volúmenes de turismos planificados, sus prestaciones están por debajo de las de los coches de gasolina y gasóleo y, probablemente lo más decisivo, sus precios son muy superiores a lo que cuesta de media un vehículo de combustión.

Prisas en un escenario negativo

Para colmo, las prisas en la electrificación llegan en el peor escenario económico posible, con graves distorsiones como la crisis de los chips y el encarecimiento de suministros, y nuevas amenazas como el riesgo de caer en la temida estanflación.

El mínimo colchón generado por la recuperación tras la pandemia mejoró la salud de muchas empresas, como revela el barómetro, pero es un combustible claramente insuficiente para subir una pendiente tan pronunciada. Por ello, la estabilización de la economía, las ayudas públicas a los proyectos del PERTE y el estímulo de la demanda de vehículos eléctricos tienen que ser la prioridad en estos momentos. Hay que evitar que se siga alargando la vida útil de los coches viejos en circulación y que la electrificación de la movilidad se quede en un sesudo plan desmentido por las escasas ventas y en unos coches eléctricos que ya abundan en el nuevo universo virtual del metaverso. El coche eléctrico tiene que ser real.