Lynk & Co, creada por Volvo y Geely, es como los clubes que está abriendo. Disruptiva con su oferta de suscripción como alternativa a la compra de coches. El consejero delegado de Lynk & Co, Alain Visser, es un buen conocedor del sector del automóvil, del viejo y del nuevo. Después de trabajar en Opel, General Motors, Ford y Volvo, Visser asegura que ha encontrado una misión motivadora. "Los fabricantes de automóviles siguen durmiendo", advierte el directivo, que nos abre las puertas al nuevo club de Lynk & Co de Barcelona y al modelo de negocio con el que la empresa quiere cambiar los hábitos de movilidad.
Alain Visser es un belga políglota y muy risueño. Pero bajo su perenne sonrisa podemos encontrar duras sentencias contra el sector del automóvil, en el que trabaja desde 1986. "Estaba harto de ver una industria desde hace 35 años que no hace nada aunque dice que hace mucho, pero no es verdad. El Smartphone ha cambiado más en cinco años que un coche en 50 años", asegura el CEO de Lynk & Co mientras nos muestra la singularidad del nuevo club de Barcelona.
Coche escondido
"Es nuestro primer Club en España pero el décimo en Europa. No es un concesionario, es un club donde queremos mostrar lo que somos. Es muy diferente de un concesionario, es lo contrario diría", afirma Alain Visser. De hecho, llama la atención que el único modelo de coche que ofrecen en su fórmula de renting flexible mensual está escondido, literalmente oculto en lo que pretende ser el estómago de una ballena.
"Nos gusta esconder un poco el coche -explica- porque la gente que entra normalmente no sabe lo que somos. Nos conocen gracias a su inquietud y a veces de repente ven un coche que, para nosotros, es un poco casi como la sorpresa". Aunque Lynk & Co presume de ser una empresa con un modelo de negocio 100% digital, tiene claro que la presencia física con el formato de los clubes es importante para la imagen de la marca y para ofrecer emociones.
Barcelona, sede del sur de Europa
Lynk & Co ha llegado con un propósito revolucionario, tal como se puede ver en sus nuevas embajadas. "Ofrecer un servicio de movilidad en lugar de comprar un coche cambiará muchísimo. Lo que estamos haciendo ahora es marginal pero va a ser muy importante en el futuro y va a cambiar completamente. Pero los constructores de automóviles siguen durmiendo", asegura Visser desde el conocimiento del sector acumulado en su larga carrera.
El club de Barcelona es también una metáfora del nuevo signo de los tiempos. El local que ocupa en la esquina de las calles Consell de Cent y Paseo de Gràcia fue antes una sede de una oficina bancaria (la antigua caja fuerte es ahora una sala que imita el interior de una piscina), una tienda de bolsos y de Ferrari y ahora la punta de lanza de Lynk & Co en España.
"España para nosotros ha sido un poco una sorpresa -destaca-. Un 10% de nuestro volumen actual en Europa viene de España. Tenemos unos 120.000 clientes en Europa de los cuales 12.000 en España y ya 1.000 coches en las calle". En ese contexto, Barcelona está llamada a ser la sede de la empresa para el sur de Europa. "Vamos a tener una oficina en Barcelona y ya tenemos unas 60 personas pero van a ser más o menos 200. Tendremos un Call Center con unas 50 personas pero también el IT Center con unas 150 personas. El año que viene abriremos el Club en Madrid. Barcelona va a ser casi el centro del sur de Europa".
Un híbrido y un futuro eléctrico
Aunque el coche está semioculto, todo el modelo de negocio gira alrededor de ese vehículo. "Tenemos un coche solo, el 01, que es un 'plug in hybrid' enchufable. El modelo es muy simple, es un contrato mensual solamente por un mes y cuesta 550 euros con todo incluido, el servicio, el seguro, etcétera. Se puede anular cada mes y es solo por un mes, por eso nos llamamos el Netflix del automóvil. Pero se puede compartir ese coche por una app, y mientras más compartes el coche menos pagas. Tú decides si quieres compartir o no y a qué precio, es todo automático".
De momento, el cliente solo tiene que tomar una decisión: si quiere el coche en color negro o azul. "Queremos que siga así, muy simple, pero estamos pensando para el futuro, en unos dos años, en tener un vehículo eléctrico. De momento pensamos que la infraestructura en España y en los demás los países no es lo bastante buena".
Aunque la nueva fórmula puede parecer que va dirigida a los jóvenes, la edad media de los clientes de Lynk & Co es hasta ahora de unos 40 años. "No es tan joven aunque es mucho más joven que los la mayoría de (compradores) los de los coches", asegura Alain Visser desde el club de Barcelona.